En esta época, el territorio al que se desplazan los jóvenes –que se extiende también a Alcudia- experimenta un revulsivo debido a que su estancia se prolonga una media de seis días en el periodo comprendido entre el 8 de junio y el 2 de julio. Así, los viajes de fin de curso a Mallorca se suman a las cifras de 1,5 millones de visitantes que arriban a la isla durante esas fechas, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En el plano económico, los 360 euros de media que estos visitantes pagan por hospedarse en los distintos hoteles suponen la entrada de un total de 9 millones de euros. A esto, hay que sumar otras cantidades que generan un impacto positivo directo en las empresas proveedoras de servicios, todas ellas locales. Por ejemplo, tan solo en traslados entre el aeropuerto y el hotel, el desembolso supera los 200.000 euros, según recogen en tufindecurso.es
"Las propuestas de diversión para estos jóvenes también pasan por excursiones a distintas playas, como la de Formentor (30 euros), fiestas en parques acuáticos mallorquines (35 euros), alquileres de motos de agua (40 euros) o paseos en barcos (40 euros). El gasto medio que hacen los chicos en estas acciones asciende a 60 euros por persona o, lo que es lo mismo, 1,5 millones totales para los negocios locales que las organizan", asegura Ventura Bordoy, Account Manager de Viajes Kontiki, una de las principales empresas locales que trabaja directamente con los estudiantes.
"Año tras año, durante el mes de junio la llegada de los estudiantes a Mallorca suaviza en gran parte el descenso de turistas que, en los últimos dos años, ha provocado la reapertura de destinos como Túnez, Egipto, Turquía o Grecia, cerrados hasta hace poco por conflictos sociales y políticos. Los jóvenes, sin embargo, suelen mostrar una fidelidad muy alta hacia el destino, convirtiendo en una “tradición” viajar a Mallorca al finalizar los estudios de Bachillerato", apuntan desde la plataforma web.
Con todo, pese a su relevancia para revitalizar económicamente estas áreas de la isla, han comenzado a notar cierto rechazo a su presencia por parte de autoridades y vecinos. “Una noche hicimos un poco más de ruido y los vecinos nos riñeron, pero con la ayuda de nuestros monitores pedimos disculpas y se solucionó”, explica uno de los clientes de Tu fin de curso, empresa que moviliza cada año a 5.000 jóvenes hasta Mallorca.
“Entendemos que la masiva afluencia de estudiantes no debe suponer una merma de la calidad de vida de quienes residen en las zonas en las que los jóvenes se alojan. Por eso, siendo conscientes de que su presencia puede ocasionar molestias, las agencias trabajamos constantemente para que la estancia no suponga una problemática para los vecinos y otros clientes que estén de vacaciones en la isla”, asegura Ventura Bordoy.
Así, las agencias de viajes instan a las autoridades mallorquinas a tener "una actitud menos represiva con un tipo de turista que, además de contribuir a las cifras positivas del turismo en la isla, tiene una alta probabilidad de volver a Baleares en otro momento de su vida", finalizan.