La mortalidad por Covid en residencias de Baleares durante el confinamiento fue la segunda más baja del país

El confinamiento de las personas mayores en residencias geriátricas durante la primera ola de la Covid y la imposibilidad de acceder a hospitales y servicios de salud fue una de las causas que más influyó en las altas tasas de letalidad del virus. Las tasas de virulencia más elevadas se concentraron en las comunidades de Asturias, Madrid, Cataluña y Castilla-La Mancha.

Un estudio del grupo Covid 19 de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), coordinado por el investigador en la Universidad de León Vicente Martín, ha analizado la disparidad en la letalidad entre comunidades, relacionada con el coronavirus, entre marzo y mayo de 2020, durante los primeros meses de la pandemia. La principal conclusión es que, si bien las dificultades de acceso de los mayores institucionalizados a los hospitales fue una de las causas, también lo fueron la comorbilidad y la calidad de los servicios de salud.

218 FALLECIMIENTOS EN RESIDENCIAS DE BALEARES

En Baleares, según los datos oficiales de la comunidad fallecieron 218 personas en residencias, con una tasa de letalidad del 0,63 por ciento, la segunda más baja entre las comunidades autónomas (sin contar Ceuta y Melilla), solo superior a la de Canarias.

En el caso de Asturias, con una edad media de la población superior a la española y una mayor prevalencia de comorbilidades, la letalidad por covid superó entre un 30 y 40 por ciento la media nacional. Por su parte, Madrid y Cataluña, con un sistema sanitario saturado en la primera ola y una gran cantidad de personas institucionalizadas, este índice rebasó entre un 26 y un 35 por ciento la media nacional en el primer caso, y hasta un 29 por ciento en el segundo.

En cuanto a Castilla-La Mancha, donde el ratio de plazas de residencias duplica la media nacional, la horquilla de letalidad fue entre un 21 y un 43 por ciento superior a la media de España.

DIFERENTE LETALIDAD SEGÚN EL TERRITORIO

El estudio pone en evidencia las "inconsistencias y diferencias" en las tasas de letalidad entre comunidades en la primera ola, cuando apenas se realizaban pruebas diagnósticas y existía una clara infradetección de diagnósticos positivos. Los autores del informe consideran que el impacto de la pandemia, tomando como referencia tan solo la tasa de letalidad por casos PCR positivos, "subestima" su gravedad, y defienden que un método más apropiado para comparar la letalidad entre comunidades es el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad Diaria (MoMo), que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III.

Según este registro, que contabiliza el exceso de mortalidad en un territorio determinado, en la primera ola fallecieron por Covid, en el conjunto del país, casi 45.000 personas, 17.000 más que las cifras oficiales que proporcionaban las estadísticas de las comunidades autónomas. De hecho, la población mayor de 75 años presentó una letalidad 130 veces mayor que los grupos de edad entre 20 y 65 años, y la tasa de mortalidad de personas institucionalizadas fue del 5,7 por ciento.

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CONTRADICCIONES CON EL SISTEMA MOMO

En el estudio realizado por Semergen se comparan los datos de mortalidad a partir de las cifras oficiales de las comunidades y el sistema MoMo. Cataluña es la autonomía que ofrece cifras más dispares entre ambos sistemas de recuento, ya que mientras el registro territorial recoge 5.956 muertes, las estimaciones de MoMo alcanzan la cifra de 11.690 decesos. También existen muchas diferencias en las estadísticas de Castilla-La Mancha: 2.898 muertes por Covid según datos oficiales de la comunidad, y 5.314 atendiendo al sistema de vigilancia MoMo.

Todos estos datos han sido dados a conocer públicamente con ocasión de la ponencia presentada por el Grupo de Covid de Semergen en el XXXIX Congreso de la Sociedad Española de Epidemiología.