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'El decrecimiento turístico supone que los más vulnerables se queden atrás'
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"El decrecimiento turístico supone que los más vulnerables se queden atrás"

Por Marina Forteza
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mfortezamallorcadiariocom/8/8/23
domingo 15 de octubre de 2023, 05:00h

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Javier Díaz-Giménez, reconocido economista, doctor en Economía por la Universidad de Minnesota y profesor en IESE Business School, analiza en mallorcadiario.com los desafíos económicos y sociales a los que se enfrenta Baleares y el conjunto de España, y que abordará en una ponencia el próximo 21 de octubre en el Parc Bit, que será el broche final de la XXVII Jornada de Empresarios y Directivos, organizada por el Centre Universitari Ariany. Para Díaz, no hay "varitas mágicas" y todas las decisiones, independientemente de la ideología, implican un precio a cambio: "Decir que no decrecer no genera pobreza o defender que sí hacerlo no destruye el medio ambiente es hacer demagogia". El economista desgrana en esta entrevista no solo los retos en materia de vivienda o mercado laboral, sino que aporta su solución a la complicada situación de las pensiones, siendo este su tema 'estrella': aboga por un sistema de reparto y de capitalización, similar al modelo de los países liberales del norte de Europa.

¿De qué les va a hablar a los empresarios de Baleares en su ponencia del próximo sábado 21 de octubre?

De la coyuntura de la economía mundial, europea y española de 2024. Repasaré las tendencias macroeconómicas y a corto plazo de la economía.

En Baleares, la base de nuestra economía es el turismo. Se pretende avanzar hacia un modelo de más calidad en vez de cantidad. ¿Hasta qué punto es necesario que colaboren las instituciones públicas con el sector privado?

En el sector turístico tiene mucho que ver la gestión y la adaptación del territorio a las necesidades de las personas que viven en él, tanto para residentes como para turistas, y eso corresponde a un aspecto público, lo que abre un campo de colaboración público-privada. Indudablemente todas las infraestructuras y servicios públicos tienen que adaptarse y diseñarse para el número de personas que van a usarlos. Y, sobre todo, se necesita una política complicada de máximos, porque tienes que gestionar puntas de demanda. En actividades que son estacionales como el turismo habrá momentos en los que la isla esté llena, presionando mucho la capacidad de los sistemas, y va a haber momentos que va a estar la isla vacía.

"Para la gestión turística es crucial la adaptación del territorio tanto para residentes como para turistas"

¿Hay que desestacionalizar, entonces?

Sí, pero desestacionalizar tiene dos aspectos: reducir los picos y reducir los valles. Lo primero es más complicado. Ahí es donde el sector público se va a enfrentar con el sector privado, que es quien quiere 'llenar'. Cuanto más, mejor. Mallorca, en agosto, está saturada, hay más metros de coches que de carretera. Bien, pues hay todo tipo de políticas. Puedes tener un gobierno muy intervencionista o no. ¿Qué implica la colaboración público-privada en este ámbito? Una política muy transparente y a ser posible, consensuada. El sector tiene que saber si vas a dejar que vengan tres cruceros o ninguno. Y luego la otra parte, que es más fácil, no porque sea fácil hacer que vengan turistas en invierno, sino porque ahí estás ayudando al sector. No hay un conflicto de intereses. Todo el mundo quiere que vengan turistas en invierno, y ahí entran diferentes modalidades: turismo deportivo, sanitario, ecológico, cultural...

A menudo, desde fuera, se ve a Baleares como un paraíso. Pero hay graves problemas estructurales: mercado laboral, vivienda, transportes… La insularidad agrava la situación, con aumento de costes para las empresas y pérdida de competitividad. Hay un régimen especial, pero no parece suficiente. ¿Qué futuro vislumbra para las islas en este sentido y qué pueden hacer nuestras empresas?

Es muy importante conseguir un consenso en cuáles son los objetivos. ¿A qué aspira Mallorca? ¿Qué tipo de combinación o producción quiere tener? ¿Por dónde quiere especializarse? Lo primero que el Gobierno tiene que determinar es cuáles son las preferencias colectivas, que no es fácil, porque los hoteleros quieren una cosa y los camareros quieren otra. Pero es una tarea del sector público; intentar determinar cuáles son los escenarios, siendo responsables. No hay magia. Se presentan dos extremos, uno el que hemos visto con Ada Colau, en Barcelona, con una sensibilidad contraria al crecimiento, pero que eso tiene un coste, porque supone que los más vulnerables van a quedarse atrás. Y por otro lado los que son más crecentistas, que ahí está el debate de los recursos no renovables, el medio ambiente, los atascos, los alquileres...Es muy importante hacer un análisis de coste-beneficio cuidadoso y responsable en el que, una vez que decides qué quieres hacer, todo es mucho más fácil. Pero teniendo en cuenta los costes y siendo muy claro en cualquiera de las dos opciones. Galápagos es un ejemplo, una zona especialmente sensible que su atractivo depende del ecosistema, y sin ello no hay turistas. Hay que decidir el modelo que se quiere, porque a s'Arenal va a ir gente siempre que haya cerveza barata. Yo no soy político, yo soy economista, y si tuviese que asesorarles les pediría primero qué es lo que quieren. Y como todas las decisiones políticas, manipulables tanto por los partidarios del crecimiento mágico y por los partidarios del decrecimiento mágico.

Es decir, que si queremos crecer, hay que hacerlo con conciencia.

Bueno, asumiendo los costes. Decrecer no es social. Una economía que no crece implica que los pobres estén peor. Ni Ada Colau me puede decir que no crecer es social y tampoco los hoteleros me pueden decir que crecer no destruye el medio ambiente y no genera atascos. Las dos cosas son estúpidas, demagógicas y populistas. Entonces, al final, el arte de la política, de la economía o de las decisiones públicas es ser muy claro con cuáles son los objetivos y ser muy responsable y transparente en los costes de las medidas.

"Tanto decir que no crecer es social o que sí hacerlo no destruye el medio ambiente es hacer demagogia"

Acceder a una vivienda en Baleares es más complicado que en ningún otro lugar de España.

Hacer vivienda social en alquiler lleva tiempo y dinero. Lo que no hay que hacer de ninguna manera es controlar los precios. La Ley de la Vivienda es un disparate. Lo que haces es retirar oferta, que es lo que ha pasado. Hay que preguntarse: ¿Por qué Mallorca no es urbanizable? En la Serra de Tramuntana no se puede tocar nada, por ejemplo Pero, ¿y el resto? . Entonces acusan de que se está haciendo un Hong Kong. O si decidimos construir en lugares alejados del centro, hay que poner transporte público. Es lo que decía antes, no hay una varita mágica. Si construimos en zonas alejadas acompañando con transporte público, la gente empezará a decidir vivir ahí. El sector público tiene que entender el problema e intentar resolverlo sin demagogias. El problema no es fácil. Y puede que cuando ganan los conservadores, la sensibilidad se hace a un lado y cuando ganan los socialistas, se hace al otro lado. Se van dando bandazos y al final estas decisiones son a largo plazo, tú no montas Hong Kong en una semana o en una legislatura.

"Lo que no hay que hacer con el alquiler es controlar los precios"

Quería hablar también de paro. Aquí en Baleares tenemos muy buenos datos, al menos es lo que las estadísticas oficiales nos dicen. ¿Cree que está bien enfocada la política laboral?

Los datos de paro no me interesan mucho y no los miro. Miro el empleo. El paro es una situación donde una persona dice que está disponible para trabajar, que está buscando empleo. Pero la economía no sirve para decir lo que no hace la gente.
Es mucho más interesante mirar el empleo. ¿Qué está pasando con el empleo, qué está pasando con las afiliaciones, con las horas trabajadas, con los salarios? El mercado de trabajo español es muy rígido. España probablemente es de los países que tienen peor repartida la protección laboral. Hay unos trabajadores sobreprotegidos y otros infraprotegidos. Los sobreprotegidos son los indefinidos y los públicos. Estos son mayoría y bloquean, y para compensar, los otros están precarizados. Y de ahí no salimos ¿A quién beneficia? Beneficia a los mayores, y perjudica a los jóvenes. ¿Qué hay que hacer? Pues es muy complicado, porque en el momento que intentes repartir mejor la protección laboral, tienes una huelga general indefinida. La reforma laboral es puro maquillaje administrativo.

En el archipiélago hay muchos fijos discontinuos.

Si eres un trabajador de temporada, antes te contrataban en abril o marzo y por ejemplo te despedían un 31 de agosto o de septiembre. Ahora es exactamente lo mismo, porque en un banco con un contrato fijo discontinuo tampoco dan un crédito. El resto del año algunos buscan otro trabajo y otros se recuperan tras haber trabajado muchas horas semanales. Ser fijo discontinuo no cambia nada, más que la categoría administrativa. Es ser un fijo discontinuo en cese de actividad.

"Ser fijo discontinuo no cambia nada, solo la categoría administrativa"

Otro de los problemas actuales es la falta de mano de obra en prácticamente todos los sectores.

Simplificando el problema, imaginen que tienen un árbol que da fruta. Arriba y abajo. Y sus trabajadores son bajitos y no hay altos, por lo que solo se va a poder recoger la fruta de abajo. Cuando hay un cambio tecnológico intenso como el que estamos viviendo, se desorganizan las cosas, y los problemas del mercado de trabajo no pueden resolverlos, porque los heredan. Nuestros institutos y universidades no están generando la clase de empleo que necesitan las empresas. Y nuestro sistema de formación profesional no funciona con la suficiente intensidad, y son las empresas las que a veces forman a sus trabajadores. Este es otro ejemplo perfecto de colaboración público-privada. Las empresas forman según lo que necesitan, pero la Administración es quien debe dar los títulos.

"Nuestros institutos y universidades no están generando la clase de empleo que necesitan las empresas"

¿Es la Inteligencia Artificial una oportunidad o una amenaza?

Darle armas a las máquinas es muy estúpido y a mí me agobia, me amenaza y me parece preocupante. Esto puede acabar de diferentes maneras. O nos extinguimos, las máquinas siguen tranquilamente y no pasa nada; o un paraíso, es decir, no hay que trabajar porque lo hacen las máquinas. Parece que la gran pregunta de la próxima década es cómo vamos a repartir la productividad de las máquinas y de los algoritmos. No es un problema productivo, es un problema distributivo. ¿De quién es la máquina y su productividad? Entre esos dos extremos hay soluciones intermedias, hay que determinar cómo lo controlamos.

¿Qué opina del Salario Mínimo?

Subir el salario mínimo implica destruir empleo. Pongamos que todo el mundo que sale del sistema educativo su tiempo vale 1.000 euros. ¿Qué pasa? Que el tiempo de muchos no vale eso. Da igual el salario mínimo interprofesional, vas a cobrar más de 1000. Y si un empresario no te los quiere pagar, te los querrá pagar otro. El salario mínimo destruye empleo o genera economía sumergida. Porque si realmente se hiciesen inspecciones como toca, se cerrarían empresas.

"Subir el salario mínimo implica destruir empleo"

Pero dados los costes de la vida, hace falta un mínimo de ingresos para vivir.

Para vivir no, porque no decides cuánto necesitas para vivir y entonces exiges que te paguen eso; decides según cuánto ganas cómo y dónde quieres vivir. Puedes hacerlo compartiendo casa, viviendo a 50 kilómetros de tu trabajo, o moverte en bicicleta. ¿Eso es intolerable? Si yo me quiero comprar un Ferrari pues tendré que trabajar acorde para poder comprármelo. Quizá hay mallorquines que no pueden permitirse vivir en Mallorca. En Mallorca caben los que caben, y si queremos turistas, los precios de la vivienda van a ser más altos, y si no viene nadie, no habrá actividad y diremos que es la España vaciada.

¿Cree que están en riesgo las pensiones? El reto demográfico al que se enfrenta España no parece que ayude.

No es que sea un reto demográfico. La demografía es un proceso a largo plazo, cambia lento. Cuando empiezas a pensar en 10 años o en 20 , hay algo que nadie sabe, que es fundamental, y es qué va a pasar con las máquinas. Estas, comparadas con las personas, pues no son pensionables. Y podrían cotizar. Por eso he insistido en que es importante pensar en cómo vamos a organizar la productividad de las máquinas. Para que las máquinas puedan pagarnos las pensiones tendría que haber muchas y ser muy productivas. Si ese escenario no sucede, lo que sabemos ahora del sistema español, comparado con otros, es que hay una realidad contable, que es innegable: las pensiones comprometidas no se van a poder pagar. Desde 2010 no se han podido pagar con las cotizaciones y no se van a poder pagar jamás con este sistema.

"Las pensiones jamás se van a poder pagar con el sistema actual de cotización"

¿Cuál cree usted entonces que es la mejor solución?

Un reparto, un sistema de pensiones en el que todo el mundo cotice. Con el mismo criterio. Pero luego hay que complementar el reparto con una parte capitalizada, que es lo que ocurre en todos los países de por ejemplo el norte de Europa y que tienen además las mejores pensiones. Nada sospechoso que sean precisamente liberales. Aquí tenemos el mal llamado mecanismo de equidad intergeneracional, que ni es de equidad ni es intergeneracional. Lo que ha hecho el Gobierno, José Luis Escrivá, ha sido subir las cotizaciones un 0,6. (0,5 paga la empresa y 0,1 el trabajador). La Seguridad Social ha decidido invertirlo en un fondo de reserva de las pensiones, para pagarlas a partir de 2030. Y lo van a invertir en deuda pública española, algo que es alucinante. ¿La alternativa? El 0,6 ya me lo estás cobrando. Cada mileurista está pagando seis euros más. Seis por doce son 72, es decir, esta reforma le cuesta al mileurista 70 euros. Entonces, si en vez de que esos 70 euros se guarden en ese fondo para invertirlos en deuda pública, los va a invertir el mileurista bajo una supervisión. Es como una hucha obligatoria. Es un modelo que funciona desde hace 20 años en Suecia, con un universo de 800 gestoras privadas cuyo cliente podría ser por ejemplo la Agencia Española de Pensiones. Ese dinero es del trabajador y nadie se lo va a quitar. Y es un proceso transparente.

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