Era el partido más importante de su historia. Con esa ilusión se desplazaba el Rotlet Molinar a Rubí, Barcelona, para enfrentarse al equipo catalán que milita en la Liga Élite, sexta categoría del fútbol español. Recordemos que el ganador del choque tendría el gran honor de enfrentarse a un equipo de Primera División en la siguiente ronda.
La tensión se podía cortar con un cuchillo en el Municipal Can Rosés, "casa" del conjunto catalán. Los minutos pasaban y la igualdad era la que reinaba, tanto en el juego como en el marcador.
A priori, era un partido igualado y de difícil pronóstico, y así se reflejó en el campo. Sin embargo, la Unió Esportiva Rubí jugaba con una ventaja importante: la de ejercer de local y poder presionar a los rivales con el conocido "jugador número 12": la afición.
Los minutos pasaban y nadie fue capaz de deshacer la igualada, así que los 90 minutos dieron paso a otra media hora de juego en la prórroga. Tampoco en el tiempo extra pudieron romper ese 0-0, así que la emoción pasaría a su máximo escalafón: era el turno de la tanda de penaltis.
Finalmente, los penaltis dieron el pase a los locales, que estuvieron más acertados que el Rotlet Molinar desde los once metros, con un resultado de 4-2. De esta manera, finaliza un sueño para el equipo mallorquín, que sabía que si era capaz de doblegar a la UE Rubí, se cruzaría, sí o sí, a uno de estos equipos: Sevilla, Betis, Athletic o Valencia.