La fama tiene sus inconvenientes y si no que se lo digan a Iker Casillas. El capitán del Real Madrid está harto de que los paparazzi le persigan y se aposten a las puertas de su casa por lo que al final ha acabado rebelándose.
El portero y su chica, Sara Carbonero, llegaban tan felices y campantes a su hogar cuando divisaron a cámaras y fotógrafos apostados en la acera de en frente. Cámara en mano, el internacional español decidió mostrar su descontento diciendo a los reporteros: "Yo no soy un terrorista".
Los paparazzis alegaron en su defensa: “Eres el mejor portero del mundo y eres famoso y tienes una novia muy guapa”, pero para el guardameta, esta excusa no es suficiente.
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