Los productores mallorquines de porcino han explicado que si la situación de su sector es "muy delicada" en España, "el problema se agrava mucho más" en Baleares y han advertido de que su supervivencia está en peligro, incluso, a corto plazo.
De esta forma, las organizaciones ganaderas no se atreven a hacer ningún pronóstico "a largo plazo", porque según datos de la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente y Territorio del Govern, los sacrificios de porcino de engorde han pasado de los 42.000 ejemplares en 2006, a los 38.000 en 2010, esto es, un 10 por ciento menos.
Además, en lo que respecta a los lechones, la cifra es "aún más negativa" porque se pasan de las 147.000 cabezas de 2006 a las 120.000 de 2010, es decir, casi un 20 por ciento menos y han augurado que, a la espera de oficializarse los datos de 2011, esta tendencia se mantendrá "a la baja".
Por otro lado, los productores mallorquines de porcino han señalado que su queja "es la misma que la de los productores peninsulares", al tiempo que han recordado que se ha incrementado de forma "considerable" los precios de producción, mientras que los de venta se mantienen "en el mejor de los casos". Además, han añadido que la insularidad agrava "aún más" sus costes.
En este sentido, según los productores porcinos, el transporte del pienso a las islas encarece aún más el pienso, que lo coloca en 60 euros la tonelada. Sin embargo, el mayor coste en la producción "no conlleva aumento de precio en la venta -es decir- el comprador paga el mismo precio por el jamón en la península que en las islas". Sin embargo, "el productor insular gasta más que el peninsular".
"Si a esto añadimos que el precio del pienso ha pasado de los 120 euros por tonelada a los 200 encontramos los argumentos que explican el por qué de la situación de crisis que atraviesa el sector porcino en las Islas Baleares", han apuntillado.
Asimismo, han señalado que la primera consecuencia que se ha producido en estos últimos años ha sido "el descenso del número de explotaciones, sobre todo de las más pequeñas" y han explicado que en Baleares "hay muchas explotaciones muy pequeñas, incluso con menos de 10 ejemplares, y éstas son las primeras que han sucumbido a la crisis".