Jennifer Aniston, Ana de Armas, Dua Lipa, los Obama, Justin Bieber, Matthew McConaughey, Cristiano Ronaldo, Steven Spielberg... y muchos otros han elegido Mallorca para sus vacaciones
Este verano no sólo ha traído olas de calor y cielos despejados al Mediterráneo, también ha traído una avalancha de rostros famosos a las Islas Baleares. Mallorca, Menorca e Ibiza no son ya solo paraíso turístico: son el nuevo tablero donde se mueven las piezas del star system internacional, y lo hacen a golpe de yate privado, villas de ensueño y escapadas que combinan lo espiritual con lo excesivamente caro.
Desde Justin Bieber hasta Michelle Obama, pasando por Dua Lipa, Cristiano Ronaldo, Karol G, Matthew McConaughey y Tom Cruise, el archipiélago balear se ha convertido en un escenario constante de paparazzis en alerta, romances confirmados, retiros emocionales y cenas que valen más que un salario anual.
La imagen de Jennifer Aniston navegando en aguas mallorquinas junto a su pareja, el hipnotista Jim Curtis, fue una de las noticias más virales del verano. Una confirmación de relación amorosa, sí, pero también una muestra del tipo de visitante que está eligiendo las islas: celebridades de alto perfil que buscan privacidad sin renunciar al lujo.
Fue Kanye West quien inauguró simbólicamente el desfile de estrellas. Aterrizó con su séquito en Palma, alquiló una mansión frente al mar que rondaba los 10.000 euros por noche —propiedad de la modelo Claudia Schiffer— y se refugió del ruido mediático. Su presencia marcó tendencia: lo exclusivo es volver a lo esencial, pero en clave hiperlujosa. Durante su estancia, visitó tiendas eróticas, probó helados en Santanyí y grabó música en su retiro privado mientras su pareja, Bianca Censori, asistía a un centro de bienestar valorado en más de 150.000 euros por tratamiento.
Si uno no llega con su propio yate —como el Seven Seas de Steven Spielberg, valorado en 250 millones de euros—, la alternativa es alquilar uno de entre 30 y 40 metros de eslora por tarifas semanales que oscilan entre los 80.000 y 240.000 euros. La oferta náutica de Mallorca vive su propio agosto, con una demanda que roza el colapso de los brokers náuticos.
En tierra, la historia se repite: villas con vistas al mar, piscinas infinitas y precios diarios que rivalizan con el PIB de pequeñas empresas. El turismo de lujo no solo se mantiene: se ha disparado hasta cifras históricas.
Justin Bieber, por ejemplo, ha colgado en redes una serie de fotos con el texto “detox”, en las que aparece abrazado a Hailey Bieber bajo un atardecer mallorquín. El gesto, cargado de simbolismo, buscaba frenar los rumores de crisis conyugal. Su estancia incluyó cenas en el restaurante Nacra del Puerto de Andratx y una visita al exclusivo club Grand Folies, donde una cama balinesa cuesta 400 euros.
Algo parecido ha hecho Michelle Obama, que ha viajado sin su esposo, pero con sus hijas, buscando paz en una casa de campo propiedad de James Costos, exembajador de EE. UU. en España. El mismo Spielberg la invitó a pasar un día en su yate, consolidando el estatus de la isla como centro de encuentros discretos pero de alto nivel político y cultural.
No sería verano en Mallorca sin la presencia de la familia real española. Felipe VI, Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía regresaron, como cada año, al Palacio de Marivent, símbolo del equilibrio entre deber institucional y placer estival. Pero no solo ellos: la llegada temprana de Victoria Federica, habitual en las aguas de Palma, marcó lo que ya es una tradición no oficial: el arranque del verano mallorquín.
En el ámbito nacional, nombres como Belén Cuesta, Macarena García, Ana Castillo y Claudia Traisac han compartido momentos de descanso en calas ocultas, cenas íntimas y paseos junto al mar. Una especie de tribu cinematográfica que cambia los focos por el rumor de las olas.
En Menorca, el motociclista Marc Márquez y Gemma Pinto han disfrutado de las calas más tranquilas, confirmando la isla como lugar de retiro para quienes huyen del ruido —tanto literal como digital—.
Aunque Mallorca ha eclipsado este año a otras islas en cantidad y variedad de visitantes, Ibiza sigue teniendo un atractivo irresistible. Carlos Alcaraz, tras su segunda victoria en Roland Garros, se dejó ver por sus playas. También lo hicieron Dakota Johnson, Naomi Campbell y Kate Hudson, mostrando que el magnetismo de la isla blanca sigue intacto, aunque comparta ahora protagonismo.
En un rincón más reservado, Tom Cruise y Ana de Armas fueron vistos navegando en velero por Cala en Bosch, añadiendo aún más glamour al perfil de una isla que apuesta por la elegancia silenciosa.
Las Islas Baleares se encuentran ahora en una encrucijada: son más deseadas que nunca, pero también más expuestas. La apuesta por un turismo de lujo bien gestionado puede ser una fuente de riqueza e identidad. Pero si se convierte en una pasarela sin alma, la magia podría disiparse con el próximo viento de levante.
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