La embajadora de Israel denuncia el antisemitismo camuflado en el discurso propalestino

La entrevista a la embajadora en funciones de Israel en España, Dana Elrich, deja al descubierto un fenómeno que nuestra sociedad conoce bien: el antisemitismo reciclado, camuflado bajo el supuesto “apoyo al pueblo palestino”. Es un discurso que ignora un hecho incontestable: el 7 de octubre de 2023 Israel sufrió el peor ataque contra civiles de su historia reciente. Ese día, militantes de Hamás asesinaron a 1.195 personas y secuestraron a 251, muchos de ellos ancianos, mujeres y jóvenes que fueron trasladados como trofeos humanos desde territorio israelí hasta la franja de Gaza. Ese horror no es un detalle colateral del conflicto. Es el origen de todo lo que vino después.

Lo preocupante es que el relato predominante en ciertos sectores presenta a Israel como el agresor absoluto y a Hamás como una fuerza de resistencia. Y cuando Dana Erlich señala que parte de la movilización propalestina está trufada de antisemitismo, tiene razón: hay quienes no critican la política del Gobierno de Israel, sino la existencia misma del Estado judío. Ahí está la línea que separa la crítica legítima del prejuicio étnico y religioso.

Reconocer el sufrimiento palestino no exige borrar el israelí

Otra cosa distinta —y necesaria— es denunciar los excesos y el sufrimiento civil en Gaza. Eso es compatible con reconocer que Israel tiene derecho a defenderse y a liberar a sus rehenes. Lo intolerable es que se blanquee el 7-O, se ignore o se relativice su barbarie.

Criticar a un gobierno es legítimo. Justificar un pogromo es miserable. El debate sobre Gaza no puede asentarse sobre olvidos selectivos ni monocromos morales. Reconocer el sufrimiento palestino no exige borrar el israelí. Sólo desde la memoria íntegra —no amputada— habrá una discusión honesta sobre justicia, proporcionalidad y paz.

Y en este contexto hay que lamentar que el Gobierno de Pedro Sánchez, empujado por sus socios de Sumar, la escisión de Unidas Podemos, se haya sumado a la crítica gratuita y lacerante contra Israel, en un ejercicio de antisemitismo que dinamita años de amistad y cooperación.