El día en que María Corina Machado estaba llamada a recoger el merecido Premio Nobel de la Paz, en el Parlamento de las Illes Balears a instancia del Grupo Parlamentario Popular defendimos una proposición no de Ley para ensalzar su figura y para pedir al presidente Sánchez un mínimo reconocimiento como cumplimiento de una obligación no solo institucional sino también moral.
Una iniciativa con el propósito de ennoblecer la democracia, la libertad y la dignidad que hubiera merecido el apoyo de todos los grupos del arco parlamentario, obtuvo, sin embargo, la oposición de los grupos de izquierda.
Teníamos la esperanza de que una iniciativa así fuera respaldada de modo unánime, pero, al fin y al cabo, los antecedentes son tozudos: “No me pronuncio sobre los premios Nobel”. Otra mentira más de Sánchez, porque lo cierto es que sí ha felicitado a los ganadores en otras ocasiones.
María Corina Machado, una entre “millones de madres que esperan abrazar a sus hijos” en el exilio, estuvo ausente, pero más presente que nunca a través de una simbólica foto. La de “una defensora de la paz valiente y comprometida […] que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad” y que es un “ejemplo extraordinario de coraje civil” -como afirmó el presidente del Comité Noruego-. Un premio de los venezolanos y para los venezolanos con los que muy pronto compartirá.
Que la premio Nobel de la Paz, una mujer valiente, que no teme por su vida, que mira de frente a un régimen abyecto, corrupto y violento, a un dictador que somete a su pueblo, no haya podido recoger el galardón en Oslo con normalidad es representativo de cómo un infame régimen puede secuestrar la libertad, la democracia y la dignidad de un gran pueblo.
¿Por qué María Corina ha merecido este vergonzante silencio?
Quizá por la condescendencia del Gobierno de España con regímenes enemigos de las democracias liberales.
Quizá porque la corrupción y los escándalos que le atenazan son incompatibles con la grandeza de felicitar a una mujer que es símbolo de la lucha por la democracia.
Ana Corina Sosa, su hija, en el discurso de aceptación de la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025 nos recordaba que “desde 1999 el régimen se dedicó a desmantelar nuestra democracia: violó la Constitución, falsificó nuestra historia, corrompió a las Fuerzas Armadas, purgó a los jueces independientes, censuró a la prensa, manipuló las elecciones, persiguió la disidencia y devastó nuestra biodiversidad”.
Tomemos nota.
“[…] incluso la democracia más fuerte se debilita cuando sus ciudadanos olvidan que la libertad no es algo que debamos esperar, sino algo a lo que debemos dar vida” porque “Cuando comprendimos cuán frágiles se habían vuelto nuestras instituciones, ya era tarde”.
Tomemos de nuevo nota.
Mi más sincera enhorabuena a una mujer brava y al pueblo de Venezuela porque en palabras de María Corina Machado a través de su hija “La libertad se conquista cada día, en la medida en que estemos dispuestos a luchar por ella”.
“Venezuela volverá a respirar”.





