Reflexiones sobre el escenario político

En el siguiente escenario preelectoral, conviene  hacer ciertas reflexiones sobre el narcisismo de algunos políticos. Cuidado con los que vienen. Como dice el refrán “otros vendrán que buenos nos harán”. Algunos políticos atribuyen todo lo bueno que les sucede a su propio control ya que sus capacidades superiores les garantizan que los prerrequisitos normales para lograr el éxito-es decir el trabajo duro y la lucha- no son necesarios para ellos.

Algunos políticos narcisistas se consideran demasiado superiores para tomarse la molestia de lidiar con los problemas cotidianos y prefieren que los demás los  vean  como imperturbables frente a los avatares de la existencia diaria. Están por encima de ajustarse a una fecha límite ya que eso indicaría que son como los demás. Los narcisistas juegan con la realidad, de forma expansiva, alterando y recomponiendo los hechos con el fin de reforzar sus creencias.

Una vez que se han tomado las grandes decisiones, el resto no es más que trabajo sucio que debe delegarse a cualquier afanado troglodita que no pregunte, ni cuestione solo tiene que someterse al criterio del jefe. Son currantes secundarios a los que se considera responsables cuando las cosas van mal. Al confundir lo que desean con la realidad actúan como si su mera omnipotencia y voluntad fuera suficiente para alterar la realidad y hacer que se cumplan sus objetivos.

Lo delegado se convierte en lo conseguido, lo que evidentemente es una forma de controlar y presionar a sus subordinados. El bosque no le deja ver los árboles. Construyen castillo de naipes continuamente. No tienen autocrítica y si una gran tendencia a externalizar la culpa.

Cuando un   político o   “seudo líder   narzisista, promete pero no paga, miente a diestro y siniestro, gasta  discrecionalmente el dinero público, despilfarra, no asume sus responsabilidades y además miente a sabiendas de que lo van a pillar, no solo es un narcisista top 10  sino que además es un antisistema muy sistemático y sistematizado.

Solo existe un remedio paliativo: la humildad que proporciona la derrota.

Tienen pánico ante su mas temible depredador que es la invisibilidad, de ahí  su  afán exhibicionista en sus “magazines de propaganda y  en la prensa y tele  subvencionada” Son bulímicos de las sobredosis mediática.  Volver al anonimato les aterra.

Produce estupor que  ante  determinados hechos, respondan mintiendo, negando, desrresponsabilizándose, justificándose, chuleándose, manipulando y proyectando sobre el prójimo, lo que es un acto del que solo el es el responsable.

No solo es el hecho sino la reacción  perversa y  manipuladora en si quien debería poner fecha de caducidad a su  singladura directiva o política. También sorprende la sumisión, la pasividad y la claudicación ética y estética del grupo, que se convierten en sus cómplices  “arrebañados”.

La perversidad en el lenguaje esta en cotas jamás superadas y las consignas se repiten cual disco rayado y  buscando el  efecto opiáceo-placebo   “nuestro objetivo prioritario son las prestaciones sociales “, “devolver todos los derechos etc, -El bla bla es insoportable. La impostura no deja de crecer.

Las mentiras sirven para soportar el pasado solo la verdad permite construir adecuadamente el futuro. Si decide  consumir y tragarse  todo. Por favor mastique pausadamente. Le será más digerible.

Conviene recordar a Marcel Proust “los hechos de la vida no penetran en el mundo en el cual viven nuestras creencias: no engendran dichas creencias, y no pueden destruirlas “.

Eso lo sabe muy bien el marketing político y lo ignoran los ciudadanos. No lo olviden la confianza hay que ganársela y a ningún político hay que darle un cheque en blanco.