Anticipo que escribo ningún alegato a favor o en contra de ambas sociedades deportivas ni pretendo ofender a sus aficiones, pero eso de que hay que dedicar el mismo espacio informativo al Mallorca y el Atlético Baleares porque militan en la misma categoría es un falacia. ¿Ocupa el Espanyol la misma atención que el Barça?, en absoluto. Merece el mismo respeto, pero cada uno ocupa el espacio que le corresponde en función de su masa social. La del Mallorca, para centrarnos en lo de casa, quintuplica la de su eterno rival, por así llamarle y por no dejar de citar ejemplos, el Constancia, un histórico venido a menos, siempre ha de tener más eco que el Santany aunque ambos jueguen en Tercera. Otra cosa es que cada medio de comunicación siga la línea o la política que le dé la real gana.
Otro argumento falaz es el de aquellos que aún cree en la redención de ambos clubs por parte de Robert Sarver y sus socios, en un caso, o Ingo Volkman en el otro. Según datos publicados en el primer trimestre del 2017 cada día cierran en España 20 empresas. Eso de que ha venido un americano o un alemán a “salvarnos”, como se suele expresar en cada caso, es una mentira extendida para que se les mantenga el negocio que hayan venido a hacer, fuere el que fuere. Habrá quien lamente la quiebra de los cines de Porto Pi o la de Orizonia, que daba trabajo a cientos de trabajadores, antes que la que pudiera sufrir cualquiera de las dos sociedades anónimas deportivas radicadas en Palma y a las que, por las causas que fuere, la sociedad local hace tiempo que dio la espalda. Si es así, si no hay quien se lance al ruedo para que esta Comunidad tenga fútbol de élite o siquiera apreciable, pues adiós y muy buenas. Líbrenos el cielo de simples especuladores en busca de operaciones más o menos ruinosas. Yo no me lo trago.
