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Preferible, a hacerlo hacia atrás, a perder el tiempo en trivialidades, a obsesionarse con uno mismo. Hemos de aprender mucho de la incertidumbre, ponernos retos, y con persistencia, dedicación y compromiso cumplirlos, e ir a por el siguiente. Percibimos la extrañeza, también en nosotros mismos, el miedo a lo desconocido,
Realizarse humanamente, intentar ser, lo que deseamos ser, e influir algo en la sociedad en que se vive y a ser posible desde la vocación, pues nos facilita hacer de forma placentera, minimizando el esfuerzo, diluyendo tiempo y espacio. Los seres humanos no somos títeres biológicos movidos por impulsos físico-químicos
Se respira miedo, no precaución, prevención o respeto. Se respira miedo. Incluso un distanciamiento de los otros como posibles transmisores de enfermedad, de muerte. No se verbaliza, pero se desea que se anulen cumpleaños, bodas, actos que nos reúnen. Estamos dañados emocionalmente, más de lo que creemos, las pérdidas de
Esta, ha demostrado ser, una sociedad de la supervivencia, donde se busca un reto ¿certero?, cual es, prolongar la vida. Veremos en los presupuestos generales de los distintos Estados, la verdadera valoración de la Investigación, de la Sanidad, de los Servicios Sociales. En general, nos vemos afectados por el denominado
Nos estamos adaptando a la incertidumbre, a convivir con el distanciamiento físico, las mascarillas, los guantes, preparándonos desde lo que fue, para un futuro borroso en lo personal, grupal, social, planetario. El ser humano, siempre se sorprende del ser humano, y sin embargo es previsible desde las conductas en el
Sin populismos, sin demagogias, desde la prudencia, desde el criterio científico, hemos de pensar en la salud de los niños, también en su salud mental. Partimos de que no tienen parques, no tienen escuelas y no pueden jugar con otros niños. Sabemos que el confinamiento, cuando se cronifica, daña a
Para los adolescentes no salir supone inicialmente una privación grave de libertad. Pensamos en los adolescentes como esos personajes que habiendo dejado de ser niños no alcanzan a ser adultos, que tienen dificultades para expresar sus sentimientos y también problemas de relación con sus progenitores. Este confinamiento obligado nos va
En nuestras sociedades hay mucha gente sola. Ahora a esa epidemia de soledad se le añade la pandemia que aísla a infectados y a quien con ellos han estado. A partir de ahí, distante ayuda exterior. Soledad de quien va a morir y se ve solo y de quien deseando
Es la esperanza. En tiempos de devastación, percibimos la soledad, la angustia, sabiendo solo que lo peor está por llegar. Lo preocupante no es convivir confinados, sino sentirnos víctimas potenciales, asumir la indefensión, la impotencia. Nos acongoja el intuir reacciones imprevisibles abocadas por la incertidumbre, apreciar que el creíamos sólido
Y los matan. Sí, los matan. Víctimas por desplazamiento del rencor más cainita, del odio más putrefacto. Estamos todos obligados a intervenir, a manifestarnos, a prevenir. Porque no hablamos de sucesos puntuales que crujen al alma, sino de un posicionamiento planificado, anticipado, para lapidar en vida a quien un día
Sentimientos contrapuestos nos produce la sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra. Si nos dejásemos llevar por lo que creemos, por lo que hemos escuchado, por lo que estamos convencidos, esos botarates de 'La Manada' deberían pasar mucho tiempo en la cárcel. Son despreciables en sus formas, en su actitud,