A esto se le llama generosidad, rumbo, derroche. Vaya primer tiempo del Mallorca, creído como estaba de que el Almería, en puestos de descenso y con un partido de copa de ida bastante flojito, era una pieza abatible sin despeinarse. Se equivocó Laudrup, se equivocaba, con esa alineación. Con una defensa así hasta el Almería era capaz, y lo fue, de levantar la alfombra para avergonzarnos de lo que hay debajo: principiantes, desmotivados y algún inepto. Y el caso es que la Copa tiene esto, que es imprevisible en sus resultados, que el Almería llegó seis veces al área en la primera parte y marcó cuatro, que el Mallorca pudo asear el resultado antes de llegar al descanso si el segundo portero del equipo andaluz no hubiera estado en plan jabato, pero así es la Copa, así son los regalos de un día de Reyes para olvidar. Disculpa la fijación, pero desde que Laudrup cambió a Nsue el panorama cambió hasta el punto de tener alguna esperanza en el milagro. Era demasiado tarde. El Mallorca, Laudrup, fue muy generoso al colocar un sistema defensivo proclive a los regalos. Viva el derroche. Que no le falte de ná al Almería. Que no se diga que somos malos anfitriones.
