La política de recortes de Bauzà nos ha traído algo bueno y es el fin de las subvenciones para el alquiler de locales sindicales, nada menos que 40.000 euros anuales para financiarlos, cuando, para más escarnio, tanto UGT como CC OO, los más beneficiados, tienen unas sedes que quitan el hipo. No es de recibo que el Govern, cualquier Govern, vaya pagando el alquiler a las organizaciones sindicales, ni eso ni nada. Los sindicatos tienen que vivir de las cuotas de sus afiliados, porque eso es lo que les hace fuerte e independientes. ¿Cómo se puede defender a los trabajadores cuando se depende económicamente del patrón, en este caso la Administración Pública? Más tarde o más temprano llegará la connivencia y la boca tapada. Esta dependencia económica tiene que acabar a todos los niveles. Los sindicatos deben ser autosuficientes. Pero no deben ser los únicos, la medida también tiene que aplicarse a los partidos políticos. Y si alguien quieren subvencionarlos que sean los parlamentarios con parte de su sueldo, simpatizantes y afiliados y no todos los ciudadanos con sus impuestos. Urge un cambio y hay que ser valiente para afrontarlo y llevarlo a cabo.





