La ingeniosa, alegal y autoproclamada “Junta de Jefes de Servicio del Hospital Son Espases”, antes de empezar la legislatura, ya ha sido atendida por la Consejera del ramo y por el director general del IB Salut en sede gubernativa. Sus miembros están que se salen. Ninguna organización médica profesional, académica o sindical, ha sido aún recibida. Las notas públicas de la reunión son simples, ausentes de contenido. Lo que se conoce en la vieja política, como postureo.
Los portavoces, representantes, comisión permanente de la ¨junta¨,…o como la llamen, mantienen una actividad pública no asistencial intensa. Una exposición mediática inusual, prioritaria a las reparadoras vacaciones anuales y que no puede esperar al inicio natural del curso post estival. Es lógico entender que algo muy preocupante se debe estar gestionando, para ellos, para sus intereses. Las escuálidas notas oficiales, reflejan antes que otra cosa, lo que se puede interpretar como la historia de una obsesión. Conocer, decidir y opinar sobre quien tiene que dirigir el hospital. Al final de la legislatura pasada, orientaban sus reivindicaciones en forma de presión mediática. Ahora, directamente en la consejería. Ni se han hecho públicos otros temas, ni me puedo imaginar, con la que está cayendo, que traten otros temas de espalda a la opinión pública.
En realidad, es para preguntarse el sentido de un movimiento asambleario oficioso, integrado por cargos de confianza que se reúnen con el loable, pero insulso objetivo de pedir la continuidad de sus mentores.
Estas actuaciones tienen un nombre y se define de forma muy precisa en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Si no fuera por su obstinación con los medios y por su locuacidad mediática, poco o nada se sabría de ellos. Su opacidad en el centro es absoluta. No explican ni cuando se reúnen, ni quienes lo hacen, con qué objetivo, ni que temas debaten, ni se hacen públicas sus conclusiones.
Lo hacen al margen de los representantes sindicales, ajenos al resto de los 4.900 trabajadores y de espaldas a la propia Junta Técnico Asistencial, -organización de representación oficial, de naturaleza democrática y participada por todos los sectores, trabajadores y ámbitos-.
Desde el punto de vista operativo, estas actuaciones grupales pueden tener su ventaja competitiva aplicadas en organizaciones conformadas por equipos directivos indolentemente inexpertos.
Desde fuera del grupo, con amplia perspectiva y visión interna, estas acciones tienen la apariencia de estar representando nuevos y originales tics de la vieja política; tics normalmente tendentes a consolidar ventajas grupales desde el oscurantismo, como una casta cualquiera.
No podemos ser ajenos a las declaraciones públicas del gerente saliente, que en una interesante entrevista en DM, afirma que los jefes de servicio se nombran de forma discrecional tras la propuesta de la dirección médica y que sus subordinados, son digitados en procedimientos que bordean las garantías del derecho administrativo, por las propuestas del propio jefe de servicio. Como quien propone a sus herederos, lo mismo.
Lo cierto, es que el primer recurso del que se tiene constancia sobre el procedimiento descrito, ha sido aceptado por el juez y el nombramiento invalidado.
Tengo la mejor impresión profesional y amistad personal con la mayoría de ellos. En este ámbito, como trabajador de la salud comprometido, me preocupan dos cosas. En primer lugar, el papel que intenta jugar una agrupación oficiosa asamblearia sin representatividad como tal, en el futuro del hospital y sus deletéreos efectos sobre las sanas expectativas y ambiciones de los trabajadores más preparados y cualificados. En segundo lugar, no menospreciar al refranero popular, donde afirma que una sola manzana podrida puede estar corrompiendo todo el cesto. Y desviando sus objetivos naturales.
La función de un jefe de servicio se basa en el compromiso con su organización y con los ciudadanos a los que se deben. Se centran en el cumplimiento de las obligaciones asistenciales, de calidad y económicas contraídas en el contrato de gestión anual. Y de de las consecuencias de sus incumplimientos, con el objetivo de mejorar sus resultados, deberíamos, precisamente, estar hablando.
Toda vez que los temas en cuestión afectan a las expectativas del resto de profesionales y a la salud de una parte importante de la población; toda vez que el gerente saliente les ha dejado abandonados para dirigir los intereses de los fondos de inversión internacionales propietarios de los dos hospitales más grandes de la comunidad. Es interesante plantearse a que obedecen estos escarceos hiperactivos en plena canícula veraniega.
¿ A que responden?. Elemental querido Watson
Es una suposición. Pero su objetivo puede estar centrándose en pedir la continuidad del verdadero tapado, el inexperto camarada de la dirección asistencial, que les ha propuesto y protegido a todos ellos en sus aspiraciones “personales” limitando la capacidad de acción de la no deseada nueva gerencia.
Son Espases necesita de forma urgente aire fresco, rigor y compromiso con los resultados. Los profesionales tienen que promocionar por sus méritos. Son Espases está dotado de tecnología ultramoderna, integrado por profesionales de máximo nivel y el principal lastre para su explosión definitiva en innovación y resultados es la mediocridad de sus directivos.
En este escenario no cabe ni el postureo ni los tics de la vieja política; por más que se resistan.