El miércoles por la tarde, a unas 40 millas al sur de Cabrera, un avión de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas —Frontex— que había despegado desde Alicante detectó una embarcación irregular a la deriva. Fue la primera pieza del dominó. Minutos después, Salvamento Marítimo acudió a la zona y rescató a cinco hombres de origen magrebí. Exhaustos tras lo que, según su propio testimonio, habrían sido ocho días de travesía desde el norte de África.
La Delegación del Gobierno situó la intervención “pasadas las 17 horas” y la ligó a un “incidente de inmigración”, sin ofrecer más detalles. Las cinco personas rescatadas fueron trasladadas a Eivissa: algunas han acabado ingresadas en el Hospital de Can Misses bajo custodia de la Policía Nacional, mientras el resto permanece en la comisaría de la ciudad a la espera de asistencia de Cruz Roja.
Pero la historia no termina en esos cinco supervivientes. Según las primeras declaraciones recogidas por la Policía, en la barca viajaba una treintena de personas. Una quincena —y quizá hasta 18, según fuentes próximas al caso— estarían desaparecidas en el mar. Un escenario desolador que coincide con las alertas activas del colectivo Caminando Fronteras: tres embarcaciones salidas este noviembre desde Argelia siguen sin rastro, una de ellas con 25 personas a bordo y veinte días de silencio absoluto.
FRONTEX REACCIONA AL OPERATIVO
La reacción de Frontex en este operativo tampoco pasa desapercibida. Nunca antes se había registrado en Baleares la participación directa ni indirecta de medios de la agencia europea en un rescate. Y eso que hace apenas un mes, el portavoz de la propia Frontex, Chris Borowski, aseguraba que “Frontex no tiene agentes directamente en las islas”. La agencia mantiene desplegados 220 efectivos en España, además de dos aviones y una patrullera utilizados para vigilancia.
El rescate de este miércoles llega justo una semana después de la última oleada de pateras, cuando entre martes y jueves desembarcaron 359 personas en distintos puntos del archipiélago. Una cifra que, a la luz del operativo de Cabrera, podría volver a quedarse corta frente al drama que sigue latiendo mar adentro.







