Pocas horas antes de que PP y Vox sellasen un acuerdo de legislatura para investir a la popular Marga Prohens y lograr un pacto de gobierno que debe dar estabilidad al Govern y a los Consells de Mallorca y Menorca, Fulgencio Coll daba la campanada y se alineaba con la oposición de izquierdas en el Ayuntamiento de Palma. La postura disonante del portavoz de Vox en Cort significó el rechazo a todas las medidas -en este caso organizativas- que el nuevo alcalde, Jaime Martínez, había llevado al pleno municipal.
El temprano desmarque de Fulgencio Coll -en el primer pleno del mandato- revela las prisas que el ex general se ha dado para visualizar las dificultades que comporta para el PP un gobierno municipal en minoría. Jaime Martínez se hizo con la vara de mando de Palma el pasado día 17 con el único apoyo de sus once concejales. Ya entonces, Vox no apoyó el nombramiento de Martínez, adoptando la misma postura que la oposición de izquierdas y a pesar de compartir buena parte de la visión que los populares tienen en materia de seguridad, limpieza, vivienda, impuestos o movilidad.
Todas estas actuaciones parecen haber pasado a un segundo plano, desplazadas por el empeño del portavoz de Vox de entrar en el gobierno municipal a toda costa. El mismo Fulgencio Coll que, al día siguiente de las elecciones, dijo que no sería obstáculo para que se produzca un cambio político en Palma, antepone ahora la prioridad de ocupar puestos de gestión en el gobierno municipal a cualquier otra acción.
Con su pataleta, el portavoz de Vox no sólo se desmarca del entendimiento general que hay con el PP en el resto de instituciones de las Islas, sino que se convierte en cómplice de la oposición radical que, a todas luces, van a plantear durante este mandato los partidos de la izquierda en Palma. Es difícil que los propios votantes de Vox en la capital -especialmente con unas elecciones dentro de tres semanas- alcancen a comprender una estrategia de demolición que ha llevado a Vox a votar junto al PSIB, Més y Podemos, partidos que aplaudían sin disimulo el regalo que Coll les puso en bandeja.
Palma necesita un gobierno estable para hacer frente a los muchos desafíos que tiene planteados la ciudad. Los políticas urgentes que debe poner en marcha el nuevo gobierno municipal no deberían quedar, por tanto, hipotecadas ante el empeño personal por ocupar sillones que ha demostrado Fulgencio Coll por encima de cualquier otra prioridad ciudadana.





