Uno de la media docena de sabios que me enseñaron de fútbol, otra cosa es que yo aprendiera sus lecciones, me convenció de que los aficionados viven entre la ilusión del sábado y la decepción del lunes. Eso no siempre es así porque el resultado maquilla más de un aburrimiento pero, claro, solamente para los que ganan.
Con los fichajes pasa un poco lo mismo, algunos despiertan la expectación del público al margen de que el desarrollo de la competición defraude sus esperanzas pero, tanto en el caso del Mallorca como del Atlético Baleares, el entusiasmo deviene en frustración.
Molango y Recio continúan en su línea. No conocen a nadie, ni les hacen caso en ningún despacho, de ahí que con la incorporación de Alvaro Bustos ya sean cinco los futbolistas procedentes del Nastic en virtud de los contactos de Vicente Moreno. A esto hemos llegado, aprovechamos los descartes de un equipo de segunda división en apuros que, pese a su delicada situación, no cuenta con ellos.
La verdad del nuevo ¿refuerzo? no es si fue internacional sub-17, sub-16 o alevín, sino en una trayectoria que arranca en el Sporting de Gijón, desciende hasta el Mirandés y de ahi salta a Tarragona de donde le deportan en el mercado de invierno. Y va el dúo de marras y le firma un contrato de tres años. ¡Echale guindas al pavo!.
La otra pregunta es si el chico, que no tiene la culpa, mejora las prestaciones de James, Bryan Reyna o incluso Rodado y Angel Sánchez, del filial. Aquí no es que haya gato encerrado, no se malpiensen, es que hay una jauría suelta.
