La crisis agudiza el ingenio

Ustedes verán: la crisis azuza la imaginación. Lo suyo es que esa innovación nos permitiera tener empresarios que sepan captar a los clientes, que creen productos innovadores, pero a falta de pan, buenos son los pillos. Vean lo que le sucedió a M.P.P.S, una cántabra que por lo visto tiene problemas de liquidez, como diría Manera, o que por lo menos no tiene ganas de pagar lo que toca por lo que compra. Fue a una tienda y le pidió a un empleado que le bajara de una estantería una máquina para limpiar el suelo con agua a presión, cuyo precio era de 425 euros. La cogió y se fue a la caja, pero antes le pegó el código de barras de otro producto, un cepillo de 20 euros al que le había arrancado las barras. El experimento le salió mal en una caja, pero dijo que se había equivocado de marca, se marchó y después hizo el mismo procedimiento en otra caja, donde tampoco coló, dado que los empleados estaban avisados. Pocos días después volvió a repetir la operación, ahora con un producto más barato y la tienda, ya harta de los intentos de la clienta, por llamarla de alguna manera, presentó una denuncia a la policía. Pero, en este segundo intento denunciado sí logró engañar a la cajera al pasar un producto de 13 euros con una etiqueta o un código de barras de uno de 2 euros. Al final, el comercio no tuvo más remedio que denunciar a la compradora, lo cual acabó con pena de prisión, que no deberá cumplir porque no tiene antecedentes.