La “solidaridad” de Rodríguez Badal: imposiciones sin movilizar recursos

En la entrevista publicada este fin de semana, el delegado del Gobierno en Baleares, Alfonso Rodríguez Badal, arrojaba una afirmación cuyo barniz de solidaridad no logra tapar su disonancia: Baleares -decía el delgado- “podría necesitar dentro de unos meses o un año” que otras comunidades acudan en su auxilio, pese a que ahora rechaza acoger a 49 menores migrantes procedentes de Canarias. Este discurso, que oscila entre el amago de amenaza y la petición de apoyo, trastoca la lógica política y expone el profundo desdén del Ejecutivo central por las circunstancias reales de las islas.

El flujo de llegadas de migrantes a suelo balear por la llamada “ruta argelina” se ha disparado: en lo que va de año, las pateras han triplicado las cifras registradas en 2024. Sin embargo, invocar una solución “estructural” sin respetar las competencias autonómicas -y sin resolver la clara insuficiencia de recursos- revela un profundo salto político: ¿solidaridad impuesta o reparto desleal?

La realidad pone de manifiesto que los centros insulares ya operan al límite. La acogida de menores no acompañados alcanza actualmente los 573, lo que equivale a un 1.023 por ciento de ocupación sobre la capacidad prevista. Un dato que, lejos de interpretaciones, evidencia una crisis tangible que exige respuestas urgentes y reales. Ni discursos huecos ni repartos sin consenso.

Si verdaderamente primara la protección de los migrantes menores no acompañados, la colaboración debería sustentarse en dotaciones adecuadas, diálogo efectivo y una coordinación real de los recursos

El Tribunal Constitucional ya ha admitido a trámite el recurso del Govern contra este reparto estatal, lo que significa un reconocimiento explícito del conflicto competencial y la falta de diálogo previo. No se trata sólo de un desacuerdo técnico, sino de una disputa constitucional encuadrada en competencias y modelos de aplicación jurisdiccional.

El reparto impuesto que defiende Rodríguez Badal ahoga el respeto institucional y pisotea las competencias autonómicas. Si verdaderamente primara la protección de los migrantes menores no acompañados, la colaboración debería sustentarse en dotaciones adecuadas, diálogo efectivo y una coordinación real de los recursos. La posición del delegado del Gobierno carece de justificación política cuando insinúa que Baleares “quizá” termine pidiendo ayuda, mientras se ignoran sus razones y se retiene la financiación prometida.

No es tanto una cuestión de solidaridad, como de pura responsabilidad pública. Y la obligación del Gobierno central no está en imponer cuotas, sino en garantizar recursos y consensos para afrontar una crisis humanitaria con rigor y sensibilidad política.

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Un comentario

  1. De la derrota del PSOE en Baleares Sánchez rescata a Francina y a Rodríguez Badal, porqué? Lo que más escandaliza es que los menores no sean devueltos a sus padres, salvo que estos hayan huido por malos tratos, en cuyo caso habría que recoger denuncia del menor y trasladarla a su país para que actúen contra esos padres y prohibir la entrada de esos padres en España. Se me ocurren otras medidas para los mayores, principalmente ponerlos a trabajar bajo vigilancia para que paguen todos los gastos que ocasionan y una pequeña cuota a la seguridad social. Que me enredo, así como estamos ahora esto solamente puede ir a más y Rodríguez no tiene intención de solucionar nada.

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