OPINIÓN

«L'amour est bleu»

El primer recuerdo personal que guardo del Festival de Eurovisión data de 1971. Yo tenía entonces siete añitos. Nuestra representante aquel año fue la maravillosa Karina, con En un mundo nuevo, que quedó en segundo lugar, con el malogrado Waldo de los Ríos dirigiendo a la orquesta.

«Busca en las cosas sencillas y encontrarás la verdad./ La verdad es amor, lo demás déjalo pasar./ Solamente el amor con el tiempo no morirá», cantaba Karina muy románticamente. Era la época en que el amor —siempre el amor— estaba presente en casi todas las canciones que se presentaban entonces, dentro y fuera de Eurovisión.

La composición ganadora al año siguiente sería Après toi, que yo creo que incluso iba un poco más allá en este sentido, pues de algún modo suponía la sublimación absoluta del amor desgraciado. Juzguen, por favor, ustedes mismos: «Après toi/ je ne pourrai plus vivre, non plus vivre/ qu'en souvenir de toi./ Après toi/ j'aurai les yeux humides,/ les mains vides, le cœur sans joie».

Defendida por la gran Vicky Leandros representando a Luxemburgo, la conclusión era aún mucho más desolada y dolorosa: «Après toi,/ je ne serai que l'ombre/ de ton ombre/ après toi...». Como habrán intuido ya, Après toi es desde entonces y hasta hoy una de mis canciones favoritas de todos los tiempos.

Forma también parte de ese listado otra preciosa canción de la misma intérprete, L'amour est bleu, con la que había participado en la edición de Eurovisión de 1967. A menudo, suele traducirse ese «bleu» del título de manera literal, El amor es azul, pero seguramente sería quizás un poco más ajustado traducirlo como «triste» o «melancólico», pese a que este tema era casi infinitamente más luminoso que Après toi.

Juzguen de nuevo ustedes, por favor: «Bleu, bleu, l'amour est bleu./ Le ciel est bleu lorsque tu reviens./ Bleu, bleu, l'amour est bleu./ L'amour est bleu quand tu prends ma main». Esta estrofa tan inequívocamente pasional y azulada era justo la que antecedía al apoteósico y rotundo final: «Fou, fou, l'amour est fou./ Fou comme toi, et fou comme moi./ Bleu, bleu, l'amour est bleu./ L'amour est bleu quand je suis à toi».

Como de niño estudiaba francés de forma reglada en la escuela, podía entender perfectamente las letras de las canciones eurovisivas de Luxemburgo, Francia, Bélgica —en los años alternos—, Suiza —en casi todas las ediciones— y Mónaco.

Lo que no acababa de entender entonces, ni en francés, ni en inglés, ni en catalán, ni en castellano, era el gran poder que podía llegar a tener el amor y el desamor en nuestras vidas. Aún tendrían que pasar algunos años hasta que llegase a descubrirlo personalmente.

Mi querencia por la lengua de Molière y por la cultura francófona se iría ampliando poco a poco con el paso del tiempo, primero con mi gran admiración por los pintores impresionistas y luego por mi devoción por los directores de la Nouvelle Vague, con François Truffaut, Alain Resnais y Jean-Luc Godard a la cabeza.

En cuanto a mi conocida y pública fascinación por las femmes fatales, que se remonta a casi cuatro décadas atrás, también es cierto que en principio la podría hacer extensiva a las vampiresas de casi cualquier nacionalidad, sobre todo si tienen unos ojos tristes, unos labios anhelantes y unos pies bonitos.

Pese a todo lo dicho en los últimos ocho párrafos, no piensen, por favor, que me he olvidado de repente de mi país en esta columna. Es sólo que al final he pensando que quizás sea mejor hablarles en exclusiva de España y de Eurovisión en otro artículo, seguramente un poco más adelante, cuando los ánimos de todos —incluidos los míos— estén un poco más sosegados.

En el fondo, seguramente hoy sólo quería decirles que yo también creo que el amor es esencialmente azul, como son también del mismo color o se relacionan con él todas las otras cosas de este mundo que son igualmente buenas o de verdad: el cielo, la lavanda, el mar, la inteligencia, la confianza, la paz.

 

Josep Maria Aguiló

Nacido en Palma en 1963. Licenciado en Filosofía por la UIB. Periodista y escritor. Mi último libro publicado es 'El retorno de los duendes'. Además de redactor en mallorca diario.com, colaboro también en Última Hora y El Debate.

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