Los vecinos españoles

El mundo del masoquismo nunca ha sido de mi agrado. En realidad soy una persona bastante empática, pero todavía no puedo entender aquellos que sienten placer a través del dolor, que se dejan pegar y que además agradecen a su ama/o que así lo haga. En otro orden, tenemos un tipo de masoquistas, que habitan en Mallorca, que se encuentran orgullollisisimos (supersuperalativo propio) de sentirse miembros de un Estado que les maltrata, les roba y les engaña. Son personas que tienen por religión su españolidad y, aunque a veces no entiendan los designios del Divino, no se cuestionan si no sería hora de acrecentar su espíritu crítico y abrir los ojos. La fe lo puede todo. A los que no nos gustan las lluvias doradas, sobretodo si el miccionador (oficio propio) lo hace con tan mala leche que no le sirve una pequeña micción y tiene que apuntar a los ojos para molestar todavía más si cabe, no entendemos como algunos no ven que España no nos quiere. Somos los que más pagamos de todo el Estado y menos recibimos. Somos los que tenemos menos inversión pública del Estado. Somos los que no tenemos tren mientras otros tienen AVE. Somos los que sufrimos legislaciones estatales que todavía liquidan más nuestra autonomía y nuestras finanzas. Somos los que sufrimos acciones judiciales que no tendrían lugar en Madrid. Somos el hazme reír de España. Y, a pesar de todo, no entendemos que estaríamos mucho mejor si los españoles fueran nuestros vecinos. Mallorca sería Mónaco! Lástima del vicio masoquista. Ya me decía mi abuela que los vicios no eran buenos…