No sé cómo explicarlo: seguramente el problema es mío, pero me es imposible entender que un grupo de jóvenes ataque a políticos porque tengan una ideología determinada o que unas personas salgan a la calle a tomarse la Justicia por su mano, como si aquí no hubiera ni autoridad, ni normas, ni mecanismos para dirimir los conflictos; civilización, en una palabra. Los dos actos son igualmente deleznables: en uno, una minoría decide que hará lo que le salga en gana, sea o no procedente, esté o no dentro de las normas de convivencia, suponga o no un respeto para las leyes o para las normas de convivencia; en el otro, ante un posible enfrentamiento, nada de llamar a las autoridades sino salir a cazar al de la otra etnia, más allá de lo que se tiene que hacer en una sociedad civilizada. No es aceptable magnificar las cosas. En realidad son dos incidentes que no deberían tener una importancia elevada si no fuera -y esto sí que me parece tremendo- que aquí nadie exige explicaciones por su conducta. Ya verán que ni en un caso ni en otro habrá procesamientos, ni juicios, ni nadie será responsable. Como si la violación de las normas de convivencia fuera gratis. Que lo es. Aquí cada uno puede hacer lo que quiera que, aunque los efectivos de la Policía lo intentan, a nadie le importa respetar las leyes que nos hemos dado.





