El presidente del Govern, José Ramón Bauzá, anunció ayer en el Parlament que este lunes presentará los Presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2012. El vicepresidente, Josep Ignasi Aguiló, que hace una semana había dicho algo ambiguo en el sentido de que tal vez se iba a tener que retrasar esta presentación, legalmente obligada antes del 30 de octubre, explicó ayer que serán unos presupuestos realistas. ¿Es que cabía otra posibilidad? Esto me preocupa: el vicepresidente concibió aunque sea por un momento la idea de que los Presupuestos no fueran realistas, razón por la cual nos anuncia, y esperemos que sea verdad, que no ha sucumbido a la tentación. Los Presupuestos del Govern siempre se equilibran: los gastos tienen que ser iguales a los ingresos. Si los segundos no fueran de la dimensión requerida, se añade deuda, que se puede o no contraer, dependiendo de las circunstancias (y de encontrar quien nos preste). Si se quiere manipular más aún la realidad, se hace una estimación de ingresos falsa, absurda. Nada lo impide, salvo el sentido común. Lo único que realmente sucede cuando se aprueba un Presupuesto es que se autoriza un límite máximo de gastos, lo cual tampoco se tiene por qué cumplir y menos cuando es un gobierno monocolor, con un claro liderazgo. De hecho, este año tenemos un Presupuesto oficial en vigor de 3.400 millones y, como es más que evidente, no hemos llegado a esa cifra ni por asomo. Así que este lunes veremos cuán realista es nuestro nuevo equipo gestor. ¿Tendrá la valentía de decirnos la verdad con toda la crudeza que toca, pese a que estamos a un mes de las elecciones o, en su lugar, nos hará creer que es capaz de hacer milagros, de cuadrar lo imposible, y que con ello va a poder mantener un nivel de gasto irreal, pero electoralmente inocuo?





