“Sa Deixalleria Mòbil es la pieza que faltaba para cerrar el círculo del reciclaje en Marratxí”, explica el alcalde del Consistorio marratxiner, Jaume Llompart, a lo que añade: “Gracias a este servicio hemos conseguido que los vecinos puedan separar correctamente prácticamente todo lo que generan en casa, sin necesidad de coger el coche ni desplazarse a un punto fijo”.
La idea es tan sencilla como efectiva: un vehículo especialmente adaptado, equipado con contenedores diferenciados, recorre diariamente los barrios del municipio para que los vecinos puedan depositar aquellos residuos que no pueden gestionarse ni con la recogida puerta a puerta ni con los contenedores tradicionales. “Es un punto limpio sobre ruedas, operativo los 365 días del año”, resume el regidor de Marratxí 21, Juan Antonio Estarellas.
El servicio cubre 15 ubicaciones fijas, repartidas estratégicamente para que todos los núcleos queden a poca distancia de un punto de recogida. Cada mañana, de 9 a 12 horas, Sa Deixalleria Mòbil se instala en dos localizaciones diferentes, mientras que por las tardes, de 16 a 18 horas en invierno y de 18 a 20 horas en verano, ofrece servicio en un tercer punto diario. Esta distribución permite llegar a prácticamente toda la población sin generar molestias y manteniendo una rutina clara y fácil de seguir.
El calendario completo puede consultarse en la web tufasmarratxi.net, dentro del apartado ‘Deixalleria’, donde además se incluye un mapa interactivo con las ubicaciones exactas. “Queríamos que la información fuese accesible y clara; por eso hemos acompañado el servicio de un portal web muy intuitivo”, explica Estarellas.
Desde su estreno en junio de 2025, Sa Deixalleria Mòbil ha vivido una evolución constante. “El arranque fue muy fuerte. Tuvimos una participación altísima desde el primer día, aunque es cierto que en julio y agosto notamos una bajada por el periodo vacacional”, ”, afirma Jaume Llompart.
Sin embargo, el servicio repuntó con fuerza a partir de septiembre y, en palabras del primer edil del Ayuntamiento de Marratxí, “hoy está plenamente consolidado, con una afluencia estable y un crecimiento continuo mes tras mes”.
Este uso creciente no sorprende al equipo municipal, que desde el principio vio el potencial del proyecto. “Cuando acercas el reciclaje al ciudadano, lo facilitas y lo haces cotidiano, la respuesta siempre es positiva”, apunta Juan Antonio Estarellas, responsable de Marratxí 21.
Una de las claves del éxito del servicio es su utilidad real para resolver un problema común en los hogares: la gestión de residuos especiales que, por su composición o peligrosidad, no pueden mezclarse con otras fracciones.
En la Deixalleria Mòbil se pueden depositar residuos como el aceite de cocina usado, que debe entregarse en una botella cerrada; los pequeños electrodomésticos y aparatos electrónicos; las pinturas, barnices y disolventes; las bombillas y tubos fluorescentes; la ropa y el calzado; los tóners y cartuchos de impresora; las cápsulas de café; las pilas y baterías; y también las radiografías.
Por el contrario, no se admiten residuos que no formen parte de esta lista, lo cual garantiza que el servicio funcione de manera segura y eficiente.
Una vez recogidos, los residuos siguen un recorrido controlado hacia plantas de tratamiento especializadas. El objetivo es simple: maximizar la recuperación de materiales y minimizar el rechazo final.
El aceite de cocina usado se transforma en biocombustible; los aparatos electrónicos se desmontan para recuperar metales y plásticos; las pilas y baterías se someten a procesos de neutralización para evitar su toxicidad; y de las radiografías se extrae la plata que contienen.
“Cada residuo encuentra su camino y se convierte en un recurso. Este es el espíritu de la economía circular”, subraya Estarellas.
Sa Deixalleria Mòbil se concibe como un complemento natural del sistema puerta a puerta implantado en Marratxí. Este modelo ya permite gestionar la fracción orgánica, el papel y cartón, los envases, el vidrio y el ‘rebuig’.
Sin embargo, persistía un grupo de residuos “huérfanos”, aquellos que los vecinos no sabían dónde depositar sin desplazarse al Punto Verde. “El servicio móvil resuelve precisamente eso: llevamos la solución a la puerta de casa”, afirma Llompart, para agregar: “Y eso ha sido determinante para que el municipio supere el 80 por ciento de reciclaje, una cifra histórica que refleja el compromiso de Marratxí”.
Además de mejorar la separación en origen, este sistema ha tenido un efecto directo sobre otra problemática municipal: los vertidos incontrolados. Según el concejal Estarellas, “al ofrecer hasta quince puntos de recogida cercanos y accesibles, hemos reducido de manera muy notable los abandonos de residuos de este tipo en el espacio público”.
La respuesta vecinal ha superado incluso las previsiones iniciales. La proximidad del servicio y la facilidad de uso han sido especialmente valoradas. Los residuos que más se depositan son los pequeños aparatos eléctricos y electrónicos, las bombillas y fluorescentes, las pilas y baterías, y, en un volumen también destacable, el aceite de uso doméstico y los residuos textiles.
“La implicación de la ciudadanía demuestra que Marratxí tiene muy claro su compromiso con el medio ambiente”, celebra Jaume Llompart, máximo mandatario del gobierno municipal.
Más allá de su valor práctico, Sa Deixalleria Mòbil se ha convertido en un símbolo de la estrategia municipal de sostenibilidad. “Es un instrumento esencial para la economía circular de Marratxí”, refiere Estarellas.
“Asegura que las fracciones reciclables tengan un tratamiento adecuado, evita que acaben en vertedero o incineración y permite la recuperación de materiales valiosos como biocombustibles, metales o plata”, destaca el dirigente de Marratxí 21.
Finalmente, el alcalde Llompart zanja afirmando que “este proyecto representa un paso más en el camino hacia un municipio más limpio, moderno y responsable con el planeta”.
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