Resistí la tentación. Mis amigos me animaban ”Venga Martines que a ti siempre te ha gustado tocarlo todo".” Ànimo valiente que tu resistes mucho, además, no hay quien te resista”. “Venga Martines que te animaremos y te haremos algún masajito”. Estaba delante de mí, sólo tenía que alargar la mano. No, no participé en el Gran concurso del coche rojo. “SI LO QUIERES TÓCALO”, que a tenor de la paliza que se han pegado los concursantes debería haberse convocado bajo el lema: “tocad tocad benditos hasta que esteis cansaditos”. Lo pensé mejor y me fui a ensayar "clavelitos" y "la española cuando besa", para no desentonar en la nit de les verges. No me lo puedo imaginar. Parece un cuento de las mil y un coche . Erase una vez un hombre a un coche pegado. Lo nunca visto, oiga. El Campeón, el atleta- perdón por los atletas- puso su mano setenta y tres horas y tres cuartos de hora más sin pestañear -léase sin dormir-sobre la fría piel del carro, calentándole la chapa y recitando para sus adentros...“serás míiiio”. Una gran hazaña, un ejemplo más del “we can” del que la sigue la consigue y más de todo esto que nos sobra o nos falta a los españoles. Les explico un poco más, por qué no participé en el Concurso de los tocamientos de coche. Una voz, que aveces me toca, la conciencia, y me indigna mi dignidad, me decía: “déjalo, déjelo Martínes, este coche no es para ti, ni lo toques, recuerda, los tocamieeentos” Contuve la mano y como he explicado anteriormente, evité participar, en el último momento lo reconozco, pero no puse la mano. Me acordé de que no hay que ceder ante ciertas propuestas, por muy golosas que se nos presenten. Es que de seguir así, mañana igual nos ponen a bailar la jota tres días seguidos, para poder conseguir un contrato, o una amoto, yo qué sé. Bueno sigo con el toqueteo. !Ay ! los tocamientos. Recuerdo que mi añorada Madre me reprendía. “ No toquis això. No tocasis res.Treu-te sa mà dàquí ,que t' heuras d`anar a confesar”. !Ay aquellos tocamientos!, por los que el confesor siempre se interesaba. Yo intentando despistarle, le decía que había sido muy malo, porque “ he hecho enfadar a mi Madre, he vuelto a robar naranjas y mandarinas del huerto don Bartolo”... Ah! exclamaba el confesor ¿has estirado la mano para tocar el fruto prohibido?... Recuerda Adán y Eva perdieron el coche -digo el paraíso- ya que tocaron con la mano la fruta prohibida... ¿Y... los tocamientos?, continuaba inquiriéndome el confesor. Ahí siempre me cazaba. La penitencia que me imponía por haber puesto la mano indebidamente sobre ciertos órganos, que, -otros, hoy en día, se colocan en la cabeza sin mayor problema-, era severa en aquellos tiempos y en algunas ocasiones un poco dolorosa y no era por la atrición. Una vez le manifesté al confesor que me tocaba los huevecillos -con perdón de las gallinas ponedoras- pero que yo no tenía culpa ninguna porque lo hacía instintivamente, a través de uno de los bolsillos del pantalón, que estaba agujereado. ¿Y cual te tocas primero me preguntó? Le respondí, "toco los dos al mismo tiempo, porque el agujero es grande”. Esperaba que el confesor culpase al descosido del bolsillo de los pantalones. Todo lo contrario, lo que hizo fue pellizcarme debajo del antebrazo. ¿qué te ha gustado este tocamiento? Pues no te los vuelvas a tocar ni te metas las manos en los bolsillos .¿Y... si teng fred don Baltasar ? “Estreny es culet “me respondió el confesor, “y que te cosan el agujero este”,añadió. Años más tarde, llegué a una conclusión. El que tenía la culpa de los tocamientos era Moisés. Olvidó en el Monte Sinaí el undécimo mandamiento que dice: ”NO TOCARÁS EN VANO” aunque te pongan un coche al alcance de la mano. Tocar o no tocar, esta es la cuestión . Pues señores así no. A mi, que no me esperen, mejor voy con el coche de San Fernando, antes que ser protagonista de ciertos tocamientos públicos aunque tengan premio. Para finalizar, voy a despedirme correctamente de todas las vírgenes, que son todas, las que quedan. Me dispongo a tocarles con el trombón de varas aquella que Louis Amstrong cantó y tocó en la película Casa Blanca ...as time goes by. Por favor...Si la quieres tócala otra vez Sam .





