Dicen que estamos en campaña electoral como si no hubiéramos estado en campaña desde el día siguiente de las últimas elecciones. Y como este país nuestro es incapaz de concentrar todas las elecciones en un día o en dos, lo que ahorraría millones de euros, todo 2015 nos lo vamos a pasar votando, mirando qué hemos votado, calculando cuánto les puede costar a unos o a otros un posible pacto para llegar al poder o cuántos votos pueden perder en las siguientes elecciones si, para llegar al poder, se tienen que comer sus principios y sus promesas y pactar con el enemigo. Con ese con el que juraron que no pactarían nunca...
Lo que vamos a saber en estos próximos meses, hasta finales de año, no sólo es quién gobierna, sino quién es la oposición. Al que se ha autoconcedido el título de "líder de la oposición real" sin haber hecho méritos para eso, le empiezan a creer los enanos. Por un lado, tiene en sus filas a expertos en lograr contratos públicos millonarios con países extranjeros que sólo pagan a Hacienda lo que toca, cuando Hacienda está a punto de tocarles a ellos. Y si se demuestra que ha habido financiación directa de países extranjeros al partido, la cosa será mucho más grave. Pero, además, mientras la Universidad de Madrid se piensa si expedienta a Monedero, la de Málaga, ya la ha dicho a Errejónque le va a inhabilitar. La ética o la falta de ética va por barrios pero viaja siempre más deprisa de lo que les gustaría a algunos.
Todos se tienen que tentar los machos. Llamar "Naranjito" a Albert Rivera y tratar de ningunearle es una frivolidad. Cada día hay más ciudadanos que parecen elegir la papeleta de Ciudadanos en lugar de las del PP o del PSOE. Ciudadanos que no quieren sólo castigar a los dos grandes partidos donde más les duele, sino que quieren escuchar voces más frescas. El panorama electoral promete muchos disgustos y tal vez una actividad política difícilmente gobernable. Lo dicho: esto no ha hecho más que empezar.