Este viernes pasado tuve que ir al aeropuerto de Palma a buscar a mi hermana que había tenido que hacer un breve viaje a la Península. Llegué tarde, por cuestiones que no vienen al caso. Ella me avisó que me esperaba fuera. Y, efectivamente, allí estaba. Y entonces, lo insólito: ¿dónde detengo el coche para que suba y pongamos los bultos en el maletero? Imposible. No hay lugar. Ustedes verán: conozco más de una docena de aeropuertos y jamás había visto uno, ni siquiera en España, en el que no sea posible detener el coche. Al parecer, la intención de lo que se ha hecho en Son Sant Joan es que los coches no aparquen para esperar a los viajeros. Bien, no lo voy a discutir, aunque también daría para hablar. Pero ¿cargar un pasajero, alguien que ya está en el aeropuerto, tampoco es posible? Es cierto que el aparcamiento es gratis hasta los 30 minutos (y a precio de oro a partir de ese momento), pero ¿tengo que entrar al aparcamiento, subir una o dos plantas, para poner las maletas en el coche? O nos pasamos, y antes desde luego nos pasábamos porque aquello era la selva o, como ahora, no llegamos.
