El Mallorca anda en un extraño proceso de mutación. Es extraño porque siguen los mismos dirigentes, que públicamente hablan de una nueva era, admiten errores y deslizan que hay negociaciones de compraventa… pero que no se marchan. Así que puestos a vender algo, vamos a vender mallorquinización del equipo. Es un primer paso, tibio, pero un primer paso. La cuestión es: ¿bastará para convencer al aficionado?
No hay duda de que el Mallorca se encuentra en uno de los peores momentos de su historia, arrastrado por su situación deportiva y financiera, por lo que el hincha empieza a estar un poco harto. Muchos no van a renovar por el simple hecho de que vengan más mallorquines, por lo que hará falta imaginación y sensibilidad para que Son Moix el año que viene no sea un cementerio. Lo más difícil ahora será vender ilusión.





