Mientras los ciudadanos se preparan para pagar más por el precio del billete de autobús y ven cómo les recortan frecuencias y líneas, los trabajadores de la EMT viven a cuerpo de rey y disfrutan de privilegios simplemente vergonzosos. Resulta que por convenio tienen derecho a una cena de Navidad pagada por la empresa municipal y a recibir una cesta con productos típicos de esas fechas. Unas prebendas que fueron aprobadas en época de Catalina Cirer, supongo que para mantener a los empleados contentos y que no dieran guerra, y que nadie se ha atrevido a tocar. Por supuesto la empresa municipal está en números rojos y ahora toca recortar de aquí y de allá para intentar que las cuentas cuadren. Antes incluso de fusionar líneas y eliminar aquellas menos utilizadas, la EMT debería haber cortado de raíz con estos privilegios que además de ser gastos innecesarios suponen un agravio comparativo con el resto de trabajadores municipales. Lo más indignante es que los propios trabajadores de la EMT viendo cómo está afectando la crisis a muchos ciudadanos, viendo que algunos lo pasan mal para llegar a fin de mes, no sean capaces de renunciar a esas prebendas como gesto de buena voluntad.





