Parece que Biel Cerdá se ha olvidado la dignidad en casa. En la de Barcelona, por supuesto. Y yo que pensaba que uno la llevaba pegada a la piel. Cerdá se la habrá descosido. Cuesta mucho entender como el presidente menos querido de la historia del Real Mallorca se aferra al cargo tras la humillación pública y privada a la que le someten los demás consejeros desde hace una semana. Cuando a uno le hacen la cama (en público y telegrafiada) como se la han hecho al pollencí, uno, normalmente, se va a su casa no sin antes hacer un buen corte de mangas a los supuestos traidores. Y después, el portazo. Pero no. Va de corderito aunque le desmonten ante sus narices los dos chiquiparcs que se había montado: el del club donde hacía y deshacía a su antojo, y el de la pista de atletismo de Son Moix. Claassen, Roig, Serra Ferrer y Terrasa han puesto en duda su honorabilidad y su decencia. Lo han hecho en público. Le van a escudriñar toda su gestión y sus decisiones. Y él, sigue ahí como si necesitara el sueldo para comer....!y no tiene sueldo!. Encima, le convocan reunión del Consejo de Administración para el miércoles para despojarlo hasta de la ropa interior. Lo sabe y se mantiene en el cargo. El miércoles, otra humillación, y él va y se deja. A ver si nos vamos a dar un susto con la tarjeta de crédito que aún no ha devuelto.....
