Acabar con el Palacio

Regresaba un servidor de pescar cuatro pagelitos y unas arañitas, invitado a bordo por un buen amigo, cuando, desde la embarcación divisé horrorizado “la Cosa”.  !Capitán ! ¿Y esto qué es? No te asustes -respondió el amigo propietario de la barca- yo ya estoy acostumbrado pero reconozco que también me quedé espantado la primera vez que vi su cara, la del mamotreto este. Es desde el mar cuando se aprecia realmente toda la dimensión de este enorme despropósito. Casi me da un soponcio al ver desde lejos el horroroso bodrio de lo que tenía que ser el Palacio de Congresos de Palma. Vaya espectáculo para los cruceristas que nos visitan y los 139.000 que llegarán a Palma en 22 escalas a bordo del Trasatlántico más grande del mundo el “Allure Of The Seas” y otros que irán llegando y, que como tarjeta de visita, recibirán el impacto de una mole monstruosa de cemento negro al lado de la Catedral más hermosa que mira al mar.

Ahí está, en primera linea, para nuestra vergüenza torera, porque todos somos culpables. Como ciudadanos que votamos a nuestros políticos, tenemos la culpa porque no nos organizamos para mandarles parar y a revisar aquello, que se les ha ocurrido a cuatro mequetrefes tomando copas y logrando la aprobación del “Jefe”. Es que en el caso que nos ocupa y en otros tantos casos, cuando les da la pájara, o se sienten como tocados por los dioses o huelen el vil metal, se ponen manos a la obra sin encomendarse a nadie. Así queda la cosa, sin pies ni cabeza y así nos va, que nos pasan la factura, que pagaremos por los siglos de los siglos.

Ellos, los políticos, no tienen patente de corso ni les hemos otorgado nuestra confianza sin límites ni condiciones para que hagan lo que les plazca con el voto que les dimos. El voto lo tenemos que hacer valer y los que hemos puesto ahí para que nos administren, tienen que ganárselo día a día y dar explicaciones siempre.

Bueno, la suerte está echada, ahí lo tenemos. ¿Quien tiene que acabar, finalizar o finiquitar el Palacio de Congresos? ¿El Govern, ¿L'Ajuntament ? ¿Cómo? ¿De qué manera? ¿Con qué dinero? Creo que lo más sensato sería no acabar el Palacio de Congresos, sino acabar con el Palacio de Congresos. El mal está hecho. ¿Quién derriba todo esto? ¿A quien le colgamos el San Benito de que se comenzara, de que se siguiera construyendo, de que lo abandonasen a su suerte dejando ahí todo este detritus insalvable? Este bodrio no lo quiere ni quien lo creó. Vaya herencia que nos ha tocado.

¿Para que servirá el mausoleo este? Puestos a sugerir ideas... se podría habilitar como lugar de enterramiento. Los nichos son amplios, cabrán por lo menos dos y se goza de buena vista. También se podrían alquilar las tétricas celdillas, como estudios cinematográficos para rodar pelis de terror, sobre prospecciones petrolíferas y demás explosiones, con monstruos marinos, dráculas, chupópteros de todo tipo y piratas varios. Como artistas invitados Soria y Cañete, que saben mucho de la escena y si les dejamos, nos pueden montar una buena película.

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