El hecho de que varias compañías aéreas no acepten la plataforma tecnológica para facilitar que los ciudadanos baleares puedan volar de forma ágil y rápida constituye un problema añadido a la larga lista de desventajas que supone ser isleño. Los descuentos no son ningún privilegio ni limosna, sino un acto de justicia, reconocido en la propia Constitución. Pero luego, en la práctica, esta justicia se diluye por la falta de sensibilidad del poder político y de las autoridades aeroportuarias. Luego, por inercia y ante la insensibilidad pública, no pocas empresas ponen pegas de papeleo y dificultan la movilidad de la población.
Ya es hora de que los baleares sean más respetados en sus aeropuertos. Muy a menudo viajan a la Península o al extranjero por motivos laborales o de estudios, con el tiempo justo, con imperiosa necesidad de que les faciliten las cosas, no que se las compliquen de forma totalmente innecesaria. Es por este motivo que los residentes deberían tener una puerta propia. Pasar los controles mezclados con centenares y centenares de turistas que regresan de vacaciones, relajados, sin prisas, puede resultar un auténtico suplicio para quien unos pocos minutos son un tiempo precioso. Tal tapón obliga a los baleares a llegar mucho antes al aeropuerto, a quitarse horas de sueño y de descanso. A sentirse, en definitiva, ciudadanos de segunda en su propia tierra.
Sería conveniente que los partidos políticos tomasen cartas en el asunto sin distinción de ideologías y exigiesen esta puerta de control específica sea cual sea el destino de los isleños, igual como ya pasa con los servicios interinsulares. Durante décadas, muchos dirigentes isleños se han llenado la boca reclamando la cogestión aeroportuaria entre el poder central y el autonómico. Se trata de un objetivo muy complejo . Pero hay avances que costarían muy poco esfuerzo y serían extraordinariamente bien recibidos por los ciudadanos, Poder tener su propia puerta sería motivo de orgullo, de sentirse respetados, de visualizar que la insularidad estaría dejando de ser un enorme inconveniente .
Los aeropuertos baleares dependen de Madrid. Pero es seguro que las autoridades de AENA se mostrarían receptivas si esta exigencia se hiciese de forma razonada, seria y con todos los partidos haciendo piña en el Parlament Balear.





