Estoy tan convencido de que el Mallorca ganará al Numancia como los organizadores del desplazamiento de aficionados a Miranda de Ebro que, en caso contrario, no tendría ningún sentido. Lo que sigo sin entender es esta manía de regalar entradas porque si no no hay aficionado dispuesto a pagar aunque fueran cinco euros por apoyar a su equipo en un trance definitivo. ¿Esto es afición o cachondeo?.
Podría ocurrir por primera vez que el domingo en Son Moix haya más espectadores de balde que aquellos que han pagado religiosamente sus asientos. Una mala noticia para el fútbol y para el club, por mucho que se empeñen sus pésimos gestores presentes y parece ser que, por desgracia, futuros.
Nunca he visto al Real Madrid regalar entradas para ver al Barça por mucha necesidad que tuviera de derrotarle, ni al revés. Ni en el resto de Europa, ni en la mayoría de clubs de primera división en España. ¿Es que tanto hemos exagerado la nota que el fútbol va a ser el único espectáculo cuyo montaje cuesta un ojo de la cara y parte del otro y nadie paga por verlo?. Cuando la LFP emite anuncios en los que proclama que “cuando empieza la piratería se acaba el fútbol”, entra en una grave contradicción porque es tan gratuito el visionado de las imágenes “robadas” como el obsequio de localidades que, de no caer en el engaño, no contarían con tan fieles ¿seguidores o gorreros?
Que el Mallorca se haya convertido en un club de verbena no justifica que sus dirigentes traten de ocultar sus desmanes transformando el estadio del Camí dels Reis en una feria, aunque como sigan Molango y sus compinches todo se andará.