A pesar que las resistencias internas eran públicas y notorias, desde quienes como Gaspar Llamazares rechazaban de plano cualquier colaboración electoral hasta quienes desde Podemos advertían que la colaboración con IU podía acabar con los elementos que han hecho del partido un instrumento electoral: la transversalidad, los nuevos referentes, la separación "con lo viejo", la suerte está echada, y tiene un nombre Unidos Podemos.
La relación entre IU y Podemos ha sido algo más que complicada desde el principio. El partido que lidera Pablo Manuel Iglesias surgió precisamente cuando se preparaba la candidatura para las europeas de 2014 y con la intención de comerse a la coalición que aún dirigía Cayo Lara, y su éxito les situó frente a buena parte de IU, que les percibieron (y les perciben) como un peligro, conocedores como fueron desde las entrañas de IU que gran parte de los votos cosechados por Podemos lo habían sido en el caladero natural de IU.
Buena parte de los dirigentes de Podemos provienen de IU, del PCE o de sus aledaños, y saben que los "cuadros" entrenados en organizaciones tan complicadas son un riesgo ante dirigentes medios más inexpertos en las lides internas como los de Podemos.
Los encuentros y desencuentros, hasta el abrazo de la Puerta del Sol, han sido frecuentes y continuos. Han tenido experiencias de éxito como Ahora Madrid o En Marea hasta dardos envenenados lanzados desde los medios, como cuando Iglesias mandó a IU a "cocerse en sus estrellas rojas" o Garzón dijo de Podemos que era "la nueva UCD". Aunque el tono de las últimas semanas ha cambiado. Y mucho, ahora todo son parabienes. "Todos hemos aprendido de los errores del pasado", reconocen desde Podemos.
Las negociaciones, que se retomaron enseguida que se confirmó la fecha del 26J para las nuevas elecciones, se encontraron con dos obstáculos fundamentales para llegar a buen término. Si debía tratarse de un pacto estatal o un pacto por territorios y el encaje de las listas electorales, porque las resistencias internas se solucionaron con las votaciones internas y ponerse de acuerdo con un programa común fue cosa de una simple reunión de café.
Se superaron ambos dilemas con una velocidad encomiable, porque, en el fondo se han unido el hambre con las ganas de comer y que, por supuesto, ambas formaciones tienen un objetivo común, el "sorpasso al PSOE".
El nudo gordiano para lograrlo es superar al PSOE en el cortijo electoral de Susana Díaz, Andalucía. Es la comunidad más poblada, la que más diputados aporta y allí donde se puede producir el ansiado objetivo. Superar al partido de Susana Díaz sería, tanto para los dirigentes de IU como para las de Podemos, todo un logro.
Es en contexto que hay que situar la inclusión de Julio Anguita González en la lista electoral, a las próximas elecciones electorales del 26J por Córdoba, de Unidos Podemos, quién a lo largo de su carrera política ha ostentado distintos puestos: Fue alcalde de Córdoba entre 1979 y 1986, de ahí el apodo de “califa rojo”, secretario general del Partido Comunista de España (PCE), coordinador general de Izquierda Unida (IU) y máximo exponente, promotor y alma mater de la teoría de las dos orillas (basado en el establecimiento de diferencias entre, de una parte, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, y de la otra, Izquierda Unida) y el sorpasso (según el cual IU debía aspirar a sobrepasar al PSOE como fuerza hegemónica de la izquierda en España).
Puestas así las cosas sólo falta esperar si va a suceder lo que decía Groucho Marx, uno de los más extraordinarios precursores del absurdo: "He pasado de la más espantosa pobreza a la más absoluta indigencia".





