Aún siendo consciente del error que supone a la larga, pués no conozco a nadie a quién el President no haya terminado defraudando, en el asunto de la búsqueda de petróleo estoy dispuesto a equivocarme por amor. No, no siento mariposas en el estómago por el boticario del Pont d'Inca. El amor lo profeso por la tierra en la que he tenido la suerte de poder vivir, por su gente, su cultura, su paisaje y, en definitiva, por la idiosincrasia de un lugar que me tiene embelesado.
Como es sabido, el amor nos vuelve gilipollas. Perdón, pero la frase no es mía, creo que es de Almodóvar en "Todo sobre mi madre", aunque soy menos "almodovariano" que cinéfilo y podría estar equivocado. Este estado de agilipollamiento me va a provocar confiar, sin ningún dato objetivo que respalde la absurda decisión, en el President del Govern en relación al rechazo de los proyectos petrolíferos en las Illes Balears. Creo, sinceramente, que la ocasión merece un apoyo sin fisuras en torno a la figura de nuestra máxima autoridad, aún sabiendo que nos va a fallar como una escopeta de feria porque nunca permitirá que un aunto nimio, como la defensa de los intereses de las Illes Balears, pueda empañar su proyección en la Villa y corte.
Como verán, muestro públicamente todo el apoyo que me merece la trayectoria del personaje. Espero equivocarme, que Bauzá sea capaz de detener los trabajos de búsqueda de petróleo o, si no pudiese, que se plante ante Madrid con una buena "aixecada de cul". Si fuese así, estaré encantado de pedirle perdón por pensar que sólo le mueve su propio interés y que las Illes Balears, junto a sus gentes, no son para él más que un mal necesario en la cruzada por caer simpático a sus amos de la metrópoli.





