Los firmantes de los Acords pel Canvi, PSIB, Més y Podem, anuncian tras la investidura de Mariano Rajoy y el voto en contra de los dos diputados socialistas por Balears, Pere Joan Pons y Sofía Hernanz, que en enero renegociarán los acuerdos con el fin de blindarlos y ampliarlos. El anuncio se produjo el mismo día el PSOE abría expediente a sus 15 diputados por romper la disciplina de voto del Grupo Parlamentario Socialista y les ofrecía la posibilidad de presentar alegaciones, cosa que previsiblemente todos harán por igual.
Con su alianza -y con la aprobación de los presupuestos de la Comunidad, cuyo apoyo parlamentario está garantizado por sus socios-, la presidenta del Govern salva a su Ejecutivo de la ruptura y logra la estabilidad necesaria para continuar su camino sin excesivos contratiempos. Sin embargo, lo hace a costa de sacrificar su relación con el PSOE, formación dividida de forma traumática y cuya reparación no se vislumbra ni rápida ni pacífica tras el anuncio de Pedro Sánchez de volver a presentarse a unas elecciones primarias para elegir un nuevo secretario general que lidere el partido y lo coloque de nuevo en la casilla de salida con el respaldo de la militancia. Con esta maniobra parece claro que Sánchez quiere presentar batalla y que haya vencedores y vencidos, con un PSOE fracturado incapaz de llegar a una solución dialogada a su brutal crisis interna que le coloca al borde mismo de la escisión.
Pero Armengol no parece preocupada por eso y reclama, al igual que Francesc Antich, vocal de la Gestora que provisionalmente dirige el PSOE, la convocatoria inmediata de un Congreso Extraordinario y de elecciones primarias para tener nuevo secretario general. Un Congreso que de celebrarse ahora mismo rompería el partido por la mitad. Pero el Govern está a salvo.