Cambio de dinámica

Cierto. Igual que la jornada precedente el Mallorca tuvo que abrir el marcador de penalti y con apenas diez minutos por delante para evitar el empate, aunque no sólo nunca estuvo en trance de perder y tanto Costas como Acuña y Sissoko, tuvieron oportunidades para asentar su clara superioridad sobre la Ponferradina.
Ya habíamos advertido en la víspera que el bloque maragato llevaba tiempo aquejado de aluminosis. Acorán y Berrocal no parecen los mismos, el ostracismo de Pablo Infante en beneficio del anodino Alvaro Antón, la incomprensible reserva de Seoane y la baja de Carpio, hoy en el Alavés, se suman a la guinda que le faltaba al pastel: la salida de Yuri al fútbol chino. La visita a El Toralín repito, tal como habíamos pronosticado, era una bicoca que no se podía desaprovechar para alejar los temibles fantasmas del descenso.
Lo que ha conseguido Vázquez en su aún efímero regreso a la Isla, es un cambio de dinámica. La mayoría de estos jugadores, salvo los recién llegados Lago Junior y Ortuño, se entregaban hasta el límite de sus posibilidades, pero corrían de otra manera. Ayer lo hicieron sin precipitación y con sentido, apuraron casi los minutos reglamentarios para obtener su premio, pero no cedieron la menor opción a un anfitrión lento hasta la saciedad, sin remate y al que dominaron a lo largo de las tres cuartas partes del encuentro.
A medida que, con los refuerzos, aumente la competencia dentro de la propia plantilla, esta mejoría colectiva a partir de concretas aportaciones individuales, se tiene que notar más. El calendario inminente abona la hipótesis y juega a favor. El viento ha virado y el entrenador gallego ha reorientado las velas.
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