Si no fuéramos un país patético, donde no existe división de poderes, y donde el "todos los ciudadanos son iguales ante la Ley" es una broma, podríamos pensar que algún remedio tenemos. Pero no, no tenemos remedio y uno ya no puede confiar en, como mínimo, una parte de la Justicia.
El juez Castro se ha convertido en un héroe por hacer lo que toca, por cumplir la Ley que pocos cumplen, siendo indiferente para el si juzga, la Infanta, un delincuente común o un político. Lástima que no todos actuen así.
La declaración de la Infanta nos va a costar un pico, sobretodo si consideramos que, a tenor de lo que ha acontecido en los últimos días, tendrá dos defensas, la suya y la del Fiscal, que pagamos todos.
Un país donde el Ministro de Justicia tiene como principal preocupación que la Infanta no baje andando la rampa de los juzgados de Palma no es un país serio. ¿Por que Matas, Munar, Vicens o cualquier otro hijo de vecino está sujeto a fotos, rampas, etc, y la Infanta no?
¿Por que se ha imputado en otros casos las esposas de los supuestos delincuentes y ahora se considera que una señora que manejaba dinero negro y tenía el 50% de una sociedad que engañaba a Hacienda no debería estar imputada?
El caso Infanta, Rey, Undargarín, etc, es un escándalo en mayúsculas; no era necesario que la acción fiscal le diera todavía más relevancia y aumentará el escándalo. ¿No les parece?





