Hace años (décadas) se empezaron a retirar de los parques los columpios y los juegos 'de toda la vida'. Los mismos que tenían astillas, estaban oxidados y no garantizaban la seguridad de los niños pero que, quizá por eso mismo, hacían las delicias de los pequeños y los no tan pequeños. Porque permitían divertirse sin complejos y sin preocupaciones.
Muchos de los hispters de hoy son hijos de estas zonas de recreo infantil, que existían al margen de cualquier homologación europea o control estatal para la seguridad de los críos. Castillos de juego como el de la fotografía son los que hacen caer las lagrimillas de nostalgía a un buen número de hipsters barbudos del siglo XXI.