Comenzando el verano

¡Ya era hora!, tras un invierno excesivamente frío y lluvioso en nuestra maravillosa Isla de la Calma, asoma el verano y parece llegar con fuerza, lleno de colores y alegría, inaugurado con la noche de San Juan.

Parece mentira como puede influirnos a los Seres Humanos el clima, lo que nos recuerda una vez más que somos animales y que, como tales, nos influyen los cambios climáticos, ambientales…etc.

Pero este año, hemos podido apreciarlo más en Mallorca, tras un invierno especialmente duro, en mi despacho de Coaching, los clientes me expresaban su tristeza y malestar, sin sentido alguno, no sabían porqué, pero les resultaba especialmente duro ir a trabajar y sobre todo las relaciones humanas se intuían tensas.

Y es así, la tensión cortaba el ambiente en muchas juntas directivas, en muchas reuniones empresariales y los conflictos parecían ser mayores.

Es impresionante ver como nos puede llegar a afectar algo que, como seres civilizados deberíamos de tener controlado y la verdad absoluta es que no es tal el control sino todo lo contrario.

Según dicen los expertos, los niveles de serotonina, un neurotransmisor encargado de regular los niveles de dopamina y noradrenalina, se ven afectados y esto hace que nos afecte en la conciliación del sueños, las ganas de comer, de mantener relaciones sexuales y de otras muchas funciones necesarias para el buen funcionamiento personal.

Y obviamente, nuestro estado emocional se ve alterado.

Pero con el buen tiempo, como si de caracoles se tratara, nos cambia el humor, los días se hacen más fáciles de llevar y la vida mucho más sencilla.

Y es que, Sras. y Sres., por mucho que nos resistamos, a veces las cosas son más sencillas de lo que nosotros queremos hacerlas y son factores meramente naturales, lo que hace que nos sintamos mejor.

No es de extrañar que en ocasiones nos parezca que no podremos con una situación y al día siguiente nos de la sensación de que eso que parecía un problema, ha desaparecido.

Y muchos clientes me pregunta, ¿a caso seré bipolar?, pues no, simplemente somos personas, no nuestros cambios hormonales, circunstanciales, de comportamiento y de humor.

El secreto está en aprender a gestionar las emociones que, en ocasiones se ven alteradas por acontecimientos que no dependen de nosotros, o por personas sobre las que no podemos hacer nada.

Muchas veces será necesario esperar que pase la tempestad, como ocurre en los fríos inviernos y llegue la calma, saquemos nuestras mejores galas del armario y nos expongamos al sol.

Seguro que así nos encontraremos mucho mejor y con energías renovadas para enfrentarnos a las vicisitudes del día a día.

Simplemente es naturaleza pura y tenemos que aprender a gestionarlo como lo que es, desdramatizando situaciones que pronto pasarán y que nos traerán la calma.

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