No hace falta ser ningún Jaume Garau para adivinar el porqué después de cada Pacte de Progrés el PP arrasa en las urnas.
Por parte del PSIB-PSOE, siempre se tiende a echar las culpas a los demás. Primero que si los hoteleros con la Ecotasa, después que si la expulsión de UM por sus causas judiciales y ahora seguro que el chivo expiatorio serán los conflictos de Podemos y los contratos feos de MÉS. Bueno, ya sabemos que en eso consisten los pactos, en que los demás te den los votos que no has conseguido en las urnas, a costa de convivir con ellos y soportarlos. Me gustaría preguntar a la sra Armengol, tan preparadísima que dijo estar al inicio de legislatura, cómo lo ha hecho para tener tantas crisis abiertas en sólo año y medio de legislatura. Hubiera dicho que estar ‘preparadísimo’ significaba también domeñar a los otros miembros del Pacto aquesta, y si a lo que hemos visto estos veinte últimos meses se le llama dominio de la situación, bien podríamos tener en el Consolat de Mar a Carmen de Mairena.
Imagino que en el PP se están frotando las manos. Por su parte han cumplido el principal objetivo de la legislatura, buscarse un candidato popular regionalista a lo Biel Cañellas. A partir de ahí, están sentaditos sin herniarse viendo pasar cadáveres en procesión: Esperanza Camps, Xelo Huertas, Montse Seijas, Daniel Bachiller, Christian Ruiz, Ruth Mateu, los toros y las cabras de Es Vedrà (ahora no me viene a la cabeza ninguno del PSOE). Cada baja engrosa su lista de votantes. Aún no se ha empezado en Cort, pero los infiltrados aseguran que se prevé una crisis que incluso puede derivar en un avance de la convocatoria electoral.
Lo dicho. Tan tranquilos están en las filas del PP, que ni siquiera se han preocupado por cambiar a su portavoz en el Parlament, caracterizada por su miula de requinto y por decir siempre una frase vulgarona preparada para que ‘cuele’ (en el más sentido peyorativo) como titular en los medios. Que si “el Govern es la casa de los líos", “el Govern prefiere bailar a gobernar", “tenemos un Govern que está de vacaciones", ”las miserias del Pacto"... independientemente de tener razón o no, lo cierto es que un poco más de nivel sería acogido de buen grado. Es la gran consecuencia de la era de las redes sociales, ya no se hacen discursos para que Don José los lea en el periódico, sino para que el Kevin los retuitee mientras ve a la Esteban por el televisor. Hay que adaptar el lenguaje.
Llegados a este punto, cabe preguntarse si no sería más conveniente, en concordancia con lo sucedido hasta ahora, dar por finalizada y finiquitada la legislatura y ahorrarnos el Vía Crucis que nos espera. De momento, lo mínimo que podría hacer Armengol es someterse a un cuestión de confianza en el Parlament. Sólo tiene garantizados veinte de los cincuenta y nueve escaños de las Cariátides (una tercera parte). Así al menos, saldría reforzada si es que tiene el apoyo suficiente. De lo contrario, muchos pensarán que si hay que gobernar con veinte igual lo puede hacer el PP, que con sus defectos y virtudes al menos es un único partido y además el más votado.





