No recuerdo cuál ha sido la peor película que he visto en mi vida. Probablemente algún viejo spaguetti western de factoría española, pero me gusta el cine e, igual que en la vida misma, procuro solo recordar aquello que me ha enriquecido personalmente y transmitido algún tipo de satisfacción, pensamiento o diversión.
Para mi un Mallorca-Atlético Baleares en Segunda B es una mala película. Respeto las buenas recaudaciones de la serie de Torrente, pero no daría un paso para verlas ni siquiera por televisión. Así que el partido del día 21 en Son Moix me resulta indiferente y tan poco interesante como la mayoría de los que componen este calendario infame de una temporada sórdida. Y entiendo que cada uno se esfuerce en arengar a sus respectivas parroquias, pero me parece una falta de respeto adelantar el dudoso acontecimiento como si los próximos contrincantes, Penya Deportiva y Formentera, no existiesen.
Por supuesto que mientras se extiende tal cortina de humo, nadie repara en lo esencial: la falta de proyecto de ambos clubs. Estos primeros días del mercado invernal confirman la falta de recursos humanos y económicos que impera en ambos lados de la Via de Cintura. Encontrar a estas alturas futbolistas determinantes llamados a mejorar las plantillas en vigor es difícil, pero sin dinero la dificultad se multiplica y a estas alturas no hay gangas ni entre los parados de la AFE.
Lo mal es que aún habrá que leer, ver y oir toda clase de sandeces durante otros diez días. O algunos más, secuelas incluidas.







