Arranco poniéndome de rodillas ante los trabajadores de Canal Nou. Me parece admirable como han defendido hasta el último aliento un modelo consolidado de medio de comunicación público. Tan solo un minuto después de que la Generalitat Valenciana anunciaba el cierre del medio público escuchamos el lamento de los trabajadores por la pérdida de sus más de 1.700 puestos de trabajo. 1.700 dramas para 1.700 familias en un sector que no da opciones de recolocación. Lo pasarán crudo. Pero la actitud de los profesionales y el discurso delante y detrás de cámaras y micrófonos cambió al segundo minuto de lamento. Todo lo que han hecho ha sido combatir contra la muerte del medio propio de los valencianos, contra la manipulación y contra el despilfarro. Y lo han hecho trabajando al pie del cañón. Incluso se presentaron en la radio y en la tele tras recibir un mail en el que indignamente se les comunicaba que estaban de permiso retribuído. Ellos no tuvieron la culpa y se han dejado la piel -especialmente estas tres últimas semanas- en defensa de un modelo en el que creían. Admirable. Otra cosa es el lamentable espectáculo de la agonía del cierre el pasado viernes. Pero el combate se libró con dignidad hasta las 12.19 horas, hora y minuto del cierre. Y uno piensa enseguida en el reciente cierre de Televisió de Mallorca. Más de cien profesionales también se fueron a la calle. y también protestaron, y también se hicieron la foto en el plató, y también han hecho ruedas de prensa, y también han cargado contra los que tan mal procuraron el cierre de uno de nuestros medios públicos. Pero viendo lo de Valencia, debo decir que la gran diferencia entre la actitud de unos profesionales y otros quizás ha estado en el motivo de sus lágrimas, protestas y lamentos: allí, la gravedad de perder el empleo quedó enseguida en segundo plano. Aquí, el lamento desde el minuto uno hasta el último fue que se iban a la calle y ¿de qué iban a vivir?. Sólo se defendió el modelo de televisión pública en un tramo del conflicto. No hubo combate. No hubo apenas defensa. Quizás solo creían en su nómina y no en el modelo.
