¿Recuerdan aquel slogan publicitario de una rubia que se calificaba como “probablemente la mejor cerveza del mundo”?. Bueno pues en mi opinión Nando Pons habrá sido “posiblemente” el mejor director deportivo de la historia del Mallorca. No se entiende que los nuevos propietarios de la SAD no hayan profundizado lo suficiente para ir un poco más allá en lugar de quedarse con lo primero que les han vendido, desde el nuevo presidente, Monti Galmés, que jamás podrá desligarse de haber accedido al club de la mano de Utz Claassen, hasta el director de comunicación y, si me apuran, el limpiabotas. De la misma manera que recobrar a Benito Mateo para procurar las mejores alfombras de césped ha sido un acierto, no hacía falta ir demasiado lejos para traer de regreso al hoy segundo entrenador de Gregorio Manzano en Shangai o a su predecesor en el cargo, Pep Bonet que está mucho más cerca. Y en lugar de dar trabajo a amiguetes de la Premiere o franceses y demás, habrían podido formar al mejor equipo que, en su día, integraron Miguel Magaña, Paco Navarrete, Manolo Molina, Gustavo Siviero, etc. Gabriel Vidal lo sabe, pero no le han escuchado o se ha mantenido en silencio para conservar su puesto.
Maheta Molango ha preferido dar continuidad a la línea venenosa que introdujo en su día el delfín Pedro Terrasa quien, por el contrario, sí ha dispuesto de influencia para recolocar a sus acólitos. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. El consejero delegado ha mostrado, desde su llegada, un nulo interés en aprender los anales del club, precisamente en el año de su centenario. Y nadie le ha ilustrado o se lo ha pasado por el forro.
Ahora ha contratado los servicios de Javier Recio, un miembro de la secretaría técnica del Espanyol, encargado de “captar” futbolistas jóvenes y de categorías inferiores para la cantera de Cornellá. Démosle la bienvenida y que acierte en sus decisiones, si le dejan la libertad y el dinero necesarios para formar una buena plantilla. De ascenso ya se hablará en su momento. Sin embargo, su fichaje no ilumina la sombra de la sospecha de que su trabajo en Son Moix no diferirá mucho del que hacía en Barcelona y quien de verdad corta el bacalao en la sección deportiva, es el propio abogado suizo.
