Me cuentan que en Barcelona prospera un negocio basado en las visitas turísticas al Camp Nou. Un fotógrafo coloca al curioso en una determinada posición y apareces en medio del Nou Camp al lado de Messi. No, no es que Photoshop haga milagros, más bien se nos ha desnortado la brújula. No sería de extrañar que pronto el Santiago Bernabéu reciba más visitantes que el Museo del Prado e incluso cobren la entrada más cara, si es que no lo hacen ya.
La introducción viene a cuento de la cantidad de partidos de fútbol inocuos, de pretemporada, que emiten las distintas plataformas televisivas. Un primer paso para transmitir los entrenamientos y que los entrenadores tengan que programar sesiones privadas aparte para mantener a salvo estrategias y ensayos. La televisión arrasa, digo yo con el fútbol, hasta que sea el fútbol el que barra a la televisión.
Hay películas buenas y malas e incluso peores, lo mismo que espectáculos musicales o corridas de toros, no sé. En el balompié actual sucede todo lo contrario, no hay quien salve un partido de cada diez y, sin embargo, parece que todo vale. Los de competición ya son plúmbeos en su inmensa mayoría, pero los amistosos que este verano invaden las pantallas no tienen perdón de dios. Ni el juego en si mismo, ni quienes pretenden sacar conclusiones de estos lances inservibles para todo el mundo excepto para los técnicos que velan por la puesta a punto de sus pupilos.
La liga 2016-17 comienza el 21 de este mes de agosto, el 20 para el Mallorca. Empezaremos a contar a partir de esta fecha porque antes no hacemos otra cosa que alimentar debates inútiles y casi siempre sesgados y erróneos en base a confrontaciones que no alcanzan siquiera el nivel de una eliminatoria previa de la Copa del Rey.
