Un año más se ha celebrado en muchos pueblos y ciudades de Balears el ‘Día sin coche’, una jornada que pretende concienciar a la ciudadanía de la necesidad de usar el transporte público o medios de transporte alternativos al vehículo particular, como la bicicleta o ir a pie. Es evidente que la reducción del uso del coche es el único modo de reducir la contaminación que generan los vehículos en las ciudades. Pero hay que lamentar que para mucha gente el Día mundial sin Automóvil se convierte en un problema, porque lamentablemente algunos entienden esta jornada de concienciación como una oportunidad para hacerle la vida más complicada a aquellos conductores que no tienen otro remedio que recurrir al vehículo particular. Medidas como la gratuidad de determinados aparcamientos públicos y de algunas líneas de autobús, tren y metro, son medidas pensadas en positivo. Pero no se puede decir lo mismo de la prohibición del estacionamiento decretada en Palma, que es una medida planteada en negativo y que supone un quebradero de cabeza para mucha gente. Si de lo que se trata es de concienciar a la población, no parece que poner trabas y complicar la vida a la gente sea una buena estrategia.
Además, por más que reducir el uso del vehículo particular sea un objetivo positivo, hay que lamentar que haya quien no esté dispuesto a modernizar la red vial porque vehículos hay y seguirá habiendo, de modo que las carreteras deben ser adaptadas. Los casos de la carretera de Maó a Ciutadella, la carretera de Eivissa a Santa Eulària y la carretera de Llucmajor a Campos, son tres casos que no admiten demora, por más que hay quien no quiere ninguna actuación en estas vías. Porque por más que se quiera, para muchas personas el vehículo particular sigue siendo la única posibilidad. Y no es cuestión de generar más problemas a la ciudadanía.
