Aunque sobre el papel no dispone de una gran plantilla, la presencia de Paco Herrera en el banquillo del Real Valladolid auguraba una trayectoria diferente. Tiene un vestuario bastante parejo al de la temporada pasada, aún con alguna baja sensible como la de Mojica o Juanpe, pero más o menos compensadas con la contratación del considerado mejor portero de Segunda, Becerra, y el refuerzo arriba de Mata, procedente del Girona que, expulsado en la última jornada, no podrá estar en Son Moix.
Los números señalan que su talón de Aquiles reside en la falta de efectividad de sus delanteros, sólo ha marcado seis goles fuera de casa, aunque tampoco encaja muchos. Lo cierto es que todo eso se traduce en una alarmante ineficacia lejos del Nuevo Zorrilla y se encuentra en el grupo que menos puntos ha sumado en sus desplazamientos, incluso uno menos que el Mallorca aunque en su gráfico de resultados presenta una victoria más que las logradas por el equipo de Fernando Vázquez.
La importancia del encuentro no radica en la mútua necesidad urgente de la victoria que, seguramente, buscarán más los locales que los visitantes llamados a un mayor conservadurismo, sino precisamente en la igualdad que ambos mantienen en la tabla y de la que cabe huir cuanto antes hacia zonas menos pobladas y más ambiciosas.
El anfitrión aguarda con diecinueve jugadores en la convocatoria y las ausencias forzosas de Raillo, Campabadal y Moutinho por diferentes motivos. Vuelve Damiá y llama la atención la llamada de Alex Vallejo, probablemente el sacrificado de una lista con toda la cera que hay, arda o no.
