Los avances tecnológicos son trascendentales en el progreso de la medicina. Los descubrimientos médicos, antes de ser aplicados, se apoyan en una derivada tecnológica de gran calado.
De poco serviría conocer el genoma humano si la bioinformática no permitiera, en un abrir y cerrar de ojos, evaluar e identificar los genes defectuosos y asociarlos a las distintas enfermedades de forma semiautomática.
No se podría llegar a lo más profundo de la circulación cerebral, para extraer un coágulo, si no fuera posible observar el avance de las guías endovasculares con técnicas de imagen externas.
Las intervenciones mínimamente invasivas en la columna vertebral o la cirugía laparoscópica, las video-endoscopias torácicas no serían factibles si la fibra óptica no permitiera visualizar las estructuras internas que se están manipulando, con meridiana claridad, en pantallas de plasma externas.
Ha llegado el momento del corazón artificial. Esta semana se ha hecho público el implante del primer corazón artificial completo en España, en la Clínica Universitaria de Navarra. Los ingenieros de la empresa norteamericana SynCardia han desarrollado un artilugio, que se lleva en una mochila, que permite sustituir la función de los dos ventrículos cardiacos. En general están indicados para llegar a tiempo a conseguir un corazón de un donante para el trasplante definitivo. En un futuro cercano, parece que se invertirán las tornas y el papel del corazón artificial será el de primera indicación.
Precisamente, hoy, día 3 diciembre, se cumplen 49 años, del considerado, no sin polémica, el primer trasplante cardiaco en humanos. La intervención fue realizada por el equipo del Dr. Christiaan Barnard, en Ciudad del Cabo. Apenas se ganaron dos semanas a la muerte del paciente.
La actividad de trasplante cardiaco en España permanece estable, con cierta tendencia a la baja, alrededor de 250 procedimientos al año. Mucho ha llovido desde 1984, cuando Caralps y Oriol Bonnin, realizaron el primer implante en el Hospital Sant Pau de Barcelona. Eran épocas heroicas, sin soporte legal y con pocos recursos, que sirvieron para encauzar una senda que ha alargado muchas vidas y nos ha dado algo más que alegrías.