El hecho de que el Consell de Mallorca haya salvado del deshaucio a 2.417 personas durantre el 2013 ayudando a personas que no podían pagar la hipoteca, el alquiler, los gastos de comunidad y similares constituye la expresión más humana y noble que puede desarrollar una institución empeñada en potenciar el bien común y la estabilidad social.
Esta tarea que está desarrollando el actual Consell, con Maria Salom y Catalina Cirer al frente de este objetivo con el apoyo de la Cruz Roja, entronca con la tradición de la institución desde su fundación hace tres décadas, con una dedicación extraordinaria desde siempre hacia la política social. Se trata de una labor a menudo sorda, lenta, casi invisible, casi siempre poco agradecida cuando llega la hora de las urnas, pero de un valor extraordinario, gigantesco.
Muchas familias han podido seguir adelante gracias al apoyo del Consell. Esta es la máxima expresión de una sociedad desarrollada. Tender la mano a los que más lo necesitan dignifica al conjunto del cuerpo social y aporta autoorgullo a un pueblo entero, del primero al último.
Sea en época de vacas gordas o de vacas flacas, siempre hay necesitados. Pero el gran mérito del Programa Espai es que se ha desarrollado y avanza en el epicentro de una depresión espantosa, la peor sin duda desde los duros años cuarenta, durante la primera postguerra. Este programa es humanismo en estado puro. Honra a todos, a la institución que aporta recursos en nombre de la sociedad, y la los particulares que reciben, porque ven, sobre todo, que no están solos, que la solidaridad colectiva no les deja desamparados.
Algún día la crisis pasará. Entonces será el momento de pasar balance sobre los que se desvivieron para aliviar el sufrimiento de sus semejante y sobre quienes se mostraron egoístas e indolentes ante las lágrimas. Y los que dan el callo en los actuales tiempos de penurias y angustia jamás serán olvidados. Jamás. Como no lo serán los que impulsaron una generosa política social en Mallorca en los años pioneros de la democracia recobrada.
El Programa Espai es la autoestima de sentirnos mallorquines. Lo desarrollan personas que ponen su corazón por encima del puñado de votos que les podría reportar dedicarse a otros menesteres más vistosos pero muchísimo menos importantes.